Xalapa de Enríquez, Ver., a Jueves 29 de noviembre de 2018.
¿Cuál es la Clave
para el Aprendizaje en una Sociedad de la Información?
Por el C.
Alejandro Valdés Hernández.
Para
esta disertación es importante partir por la palabra “Fundamentos” que tiene su
raíz etimológica latina, y proviene del sustantivo “fundus” y el sufijo “mento”,
cuya definición concreta es: principio o cimiento sobre el que se apoya y se
desarrolla una cosa.
Una vez considerado este punto, a la hora de analizar el trinomio Sociedad +
Educación + Tecnología, parto de la necesidad de
entender sus fundamentos para exponer la clave para el aprendizaje en una
Sociedad de la Información. Pero, falta incluir un elemento más que expone
Postman Neil en su capítulo de “El juicio de Thamus”, parafraseándolo, dice que
toda tecnología cuando es adoptada por la sociedad se integra de manera
ecológica, y no como un elemento más de ésta. Por lo que, además, rescato el
fundamento de todo ecosistema que es el “Equilibrio”. El ser humano observó que
todos los ecosistemas tienen un sistema sensible y autorregulable que mantiene
el equilibrio cuando algún agente externo o interno desestabiliza el sistema al
aparecer o desaparecer.
Sin
embargo, ¿el ser humano tiene un ecosistema? Y si lo tiene, ¿cuál es su
ecosistema? Y este ecosistema, ¿cómo se autorregula? ¿Acaso está regulado? ¿Y cómo
funciona el trinomio Sociedad + Educación + Tecnología? ¿Pero cuál es la clave
para establecer el fundamento ecológico dentro de este trinomio en particular?
Ahora bien, mi intención no es profundizar a detalle en cada una de estas
interrogantes, lo importante es justificar por qué supongo conocer la clave
para el Aprendizaje en una Sociedad de la Información.
Para
empezar, siguiendo con los fundamentos, como parte de este ensayo, el ser
humano se diferencia primordialmente de las demás especies en el planeta Tierra
por su capacidad de formar sociedades a “modo”
transformando drásticamente su entorno para hacerlo cada vez más asequible a
sus necesidades primordiales, secundarias y superfluas. Javier Echeverría
menciona, de una manera particular, está situación al hablar del ser humano y
su relación con el tercer entorno, en su lectura “Los Señores del Aire”. Pero es necesario dar una
generalización histórica del desarrollo de la sociedad occidental en la que nos
encontramos. Para esto es útil recordar las clases de Introducción a la
pedagogía y Sociología de la educación.
La
historia a grandes rasgos puede empezar tal como se vio en la película de
Odisea 2001,
con el hombre primitivo en las regiones de África agrupados en manadas ya que
aún no se diferenciaban de los animales comunes, pero en algún momento de la
evolución, que bien pudieron ser decenas de miles de años, este hombre
desarrollo su cerebro, concretamente su capacidad cognoscitiva para cambiar su
entorno. El proceso se cree pudo tomar otros decenios de miles de años para que
poder hablar de sociedades como las griegas,
que producían conocimientos utilizando sus habilidades de observación,
cuestionamiento, reflexión y abstracción. Aquí cabe aclarar otra hipótesis que
al ser muy interesante vale el esfuerzo de abordarla en otro ensaño, y es que:
a pesar de que el ser humano como especie era capaz de este esfuerzo mental
eran solo unos cuantos los que se preocupaban por hacerlo como pasatiempo
mientras que la demás población, de estratos sociales inferiores, básicamente
tenía atrofiada estas habilidades por falta de uso ya que no lo necesitaban
para ejecutar sus quehaceres diarios y mecánicos en el sentido de que la
repetición les libraba de realizarlas de manera consciente paso a paso. De aquí
surge, me atrevo a deducir que, la escuela como institución no nació ni es para
todos por sus fundamentos estructurales.
Ahora
bien, a partir de este momento, puedo afirmar que el ser humano tiene un
ecosistema propio y artificial conocido como sociedad que poco a poco fue
generando instituciones de control que construyeron una estructura social que
regulaba este ecosistema beneficiando a unos y perjudicando a otros, pero al
fin y al cabo mantenía un orden y un control[8].
Además, en este momento, al menos en la sociedad de Atenas, que es nuestra cuna
de la civilización occidental, ya existía la técnica o el “tekne, entendido como
un conjunto de procedimientos reglamentados y pautas que se utiliza como medio
para llegar a un cierto fin”[9] y,
porque no afirmar, la presencia de la tecnología, del griego “Tekne” y “Logos” cuya
una de sus interpretaciones es el estudio o conocimiento de la técnica. Y esto
es porque, así como había gente que realizaba diferentes oficios y sabían
manejar el arte de su trabajo, había otros que documentaban el conocimiento
destacando nuestra primordial tecnología que es la escritura y hacían un
estudio de la técnica con sus correspondientes fundamentos.
Ahora
bien, la aparición de la tecnología y de la educación no aparecen como
elementos concretos, sino que poco a poco se han definido dentro de la sociedad.
El problema surge cuando, avanzando algunos siglos a la actualidad, observamos
que la educación al consolidarse como una institución en los monasterios de Europa
crea una estructura propia que durante su evolución ha estado generando
constante fricción con la realidad que viven sus estudiantes dentro y fuera de
la escuela.
De un modo similar, pero no tan hostil y debido a las políticas fundamentadas
en la producción en masa, el capitalismo y el neoliberalismo, con el gran toque
de la ilusión y el asombro de la mercadotecnia, la tecnología hoy por hoy tiene
un especial lugar dentro de la sociedad con características estructurales
propias; pero, con la particularidad de que sus dueños no buscan profundizar en
ella sino ser tan solo simples usuarios de ésta.
Hasta
aquí, es curioso observar como los aparatos tecnológicos y las redes digitales
de información actúan con la bandera romántica de formar un vínculo amigable entre
éstas y el individuo. Y que, gracias a ellas, nuestra calidad de vida es mejor
y que nos ofrece un futuro brillante una vez que lleguemos al final del
arcoíris.
Y a pesar de que no es un secreto el término obsolescencia programada que tiene
un impacto directo a la economía del comprador y un claro daño ecológico en el
ambiente que habitamos y del cual, como sociedades postmodernas, nos hemos
olvidado ya que también somos animales, parte del ecosistema natural, un
ecosistema con recursos finitos y cuyo equilibrio hemos quebrado, y del cual
depende nuestra supervivencia. Y que, por otro lado, la
escuela y la educación formal que se tenía pensada hacernos ciudadanos
responsables, críticos, analíticos, conscientes de nuestra realidad este en la posición
contraria, es decir, que está en crisis y muchos hablan de su posible
desaparición, incluso hay un libro titulado “La escuela ha muerto” de Everett
Reimer.
¿Cómo
llegamos a este punto? Es obvio que no hay una integración ecológica de la
escuela y la educación formal en la sociedad y que no existe el equilibrio de
un ecosistema en el trinomio Sociedad + Educación + Tecnología. Como bien nos
recuerda el maestro Antonio, de aquí podemos desprender varios puntos de
análisis y hasta redactar libros. Sin embargo, es necesario puntualizar estas
situaciones porque el primer paso para alcanzar una solución y un balance ecológico
radica en identificar los fundamentos de cada uno para poder modificar las
metodologías utilizadas consciente e inconscientemente por el ser humano.
A
continuación, me arriesgo a sostener mi argumento asumiendo este trinomio en
forma conjunta y no separada porque limita nuestra visión, es como querer
entender el bosque solo viendo un árbol. Para empezar, las sociedades siguen
existiendo, pero su dinámica de colectivo se transformó a un individualismo
exacerbado tal como lo afirma Lipovetsky, por lo cual, no se puede
hablar de generalizaciones al hablar de sociedad occidental porque no hay solo
una sociedad occidental, lo mismo ocurre al pensar en México como un solo
pueblo porque no hay un solo pueblo, ni siquiera podemos pensar en el Estado de
Veracruz, en la ciudad de Xalapa o de las generaciones X, Y, Z. Y, esto ha sido
una consecuencia indirecta de la globalización de la información con la ayuda
del Internet y de la masificación irracional de consumo introducida en el
núcleo social, ya que, al ser global, no marca límites ni territorios a la
información que constantemente se produce para este espacio. Al consumir tan
rápido artículos fáciles de desechar, las cosas adquieren poca importancia y
valor, generando un vacío eterno en la mentalidad del consumidor. Tan solo hace
cien años, en Xalapa, toda la población escuchaba prácticamente la misma música
regional y algunas provenientes de nuestros vecinos como el Charleston o la
salsa cubana, música con un sentido estético y con una lingüística entrañable
que a pesar de los años se reconoce como clásicos; pero ahora, actualmente cada
persona escucha la música de cualquier país y de cualquier género existente que
le apetezca, tanto música valiosa por su riqueza cultural y estructura musical
así como música que está de moda esa temporada y que al concluir su ciclo de
impacto masivo son olvidadas.
Y
así como en la música, sucede en múltiples aspectos que influyen directamente
en la identidad cultural y social que construye el individuo desde su infancia
hasta su vejez. De esta forma, el quinto poder ha posibilitado la
producción individualizada de información de cualquier persona con acceso a un
dispositivo conectado a la red y vemos un cambio de poder que menciona Manuel
Castells en su obra “La era de la información”. Ahora bien, ¿cómo la
escuela que en nuestro país se institucionalizó para formar con uniformidad un
ciudadano mexicano puede educar a una persona que sobrevalora su
individualización y se muestra desinteresado por causas revolucionarios y ni
mencionar posiciones institucionalizadas?
Hay
que puntualizar dos situaciones, por un lado, una escuela pública que ofrece
una formación educativa sistemática e institucionalizada con los mismos
requerimientos para todos, es decir, que en su fundamento es rígida y cerrada. Que no ha evolucionado
desde que se formó la SEP en 1921 a pesar de la
introducción de diferentes planes, metodologías y programas exportados de otros
países prácticamente con cada administración federal que llega al poder cada
seis años, sino que, tan solo se ha actualizado cada vez más ajeno del interés
social. Una institución integrada por varios actores que en realidad no conocen
los fundamentos de lo que se brinda, una misma educación para todos con el
ideal de formar ciudadanos del mundo. Tan solo preguntemos como ejemplo a
pedagogos y maestros, administrativos y directivos, ¿por qué los alumnos de
bachillerato deben estudiar geografía en el quinto semestre? ¿Por qué no antes?
¿Por qué no después? ¿En qué se basan para tomar esa decisión? ¿Acaso, se ha
demostrado que los jóvenes en ese semestre tienen los fundamentos para hacer un
estudio geográfico? ¿Y cómo se determinó los contenidos? ¿Tan si quiera saben
que contenidos son?
Si
nosotros, que somos los expertos, cometiendo el pecado gravísimo de
generalizar, en realidad somos ignorantes de estas cuestiones cómo podemos
quejarnos que los alumnos no aprenden a pesar de que creer, así como expuso
Calvo Muñoz “que se hace “todo lo
posible” para que los estudiantes aprendan”. Recuerden que hay que
empezar por los fundamentos, pero dejo de lado el curriculum que pretende
homogeneizar las mentes de las personas para aterrizar en el tema, por lo que,
me interesa enfatizar la didáctica; en la cual afirmo que radica la clave para
el aprendizaje en la sociedad de la información.
La
segunda situación es nuestra audiencia, donde cada persona es rey dentro del
quinto poder con una identidad fabricada a la medida, misma que extiende al
mundo social y natural fuera de la red. Se puede calificar peyorativamente a
estas personas, pero lo que interesa es que cada uno exige información rápida,
ligera y útil para sus propósitos personales, que puede asociarse a otros que
buscan los mismos fines pero que fácilmente pueden disolver la sociedad cuando
estos se cumplen. Además, observo que muchos jóvenes e incluso adultos tienen
objetivos ambiguos y no piensan en el futuro solo en la inmediatez. También,
después de hablar con personas desde 16 años hasta 27, puedo sintetizar su
objetivo, el cual es tener su certificado de estudios y su título, aunque ellos
mismos afirman que no se van a dedicar a la profesión que estudian. Y aquí,
cabe destacar una cosa alarmante, la educación formal de la escuela pública en
donde el conocimiento debe ser la meta, ahora para varios deja de ser lo
importante, la meta es solo un papel oficial que les posibilite algo, y qué es
ese algo, no lo saben, lo que sí saben es que necesitan dinero.
Para
aterrizar más en estas ideas, formulo la siguiente premisa, el ser humano tan
diverso, único e irrepetible en el estricto sentido de la palabra, en las
sociedades occidentales postmodernistas que son movilizados por el consumo
masificado, tan solo en Xalapa, consume información rápida, ligera y ociosa,
que le satisface una necesidad momentánea como el aburrimiento o el morbo, pero
que no le interesa generar conocimiento, salvo satisfactorias excepciones. No
obstante, graciosamente, el novio de mi sobrina le comento en un momento dado
ya días pasados, una noticia que vio en internet y cuando ella le pregunto qué
decía la nota, él dijo que no sabía, que sólo había visto el título.
Lamentablemente, surge una carta que da la vuelta por la red, de un maestro de
periodismo que explica porque se rinde a seguir enseñando a las nuevas
generaciones, y expone, que sus alumnos están todo el tiempo en celular, que
desconocen los eventos sociales y que cuando pidió que buscaran una noticia,
una alumna llego con la información “asombrosa” de que aún se siguen
imprimiendo periódicos y revistas.
Está
situación se ve constantemente, en todos los niveles educativos, algunos
críticos como Thamus señalan que la tecnología actual tiene la culpa de esta
situación. Hay maestros que les exigen a sus alumnos poner sus dispositivos en
una caja al entrar a clase, o que los regañan si observan que los están usando.
Y así no es posible generar un equilibrio ecológico en nuestro trinomio.
Mi
punto de vista es que, como pedagogos, debemos aceptar el reto antes planteado,
y solo se puede hacer empezando por dejar de ser ignorantes de los fundamentos
que caracterizan la sociedad y su cultura, lo que produce las nuevas
tecnologías y antes de tratar el curriculum de enseñanza debemos comprender los
principios de la didáctica.
Si
partimos de la idea de que estamos en la obsolescencia de la educación como
institución, que la cultura digital es super atractiva para la individualidad
del ser, que se están desarrollando inteligencias artificiales que en una
década es posible que desplacen a los maestros. Puede sonar esto último
exagerado, pero en marzo de 2016, AlphaGo, un programa informático de inteligencia
artificial desarrollado por Google DeepMind, venció a Lee Sedol en el juego de
mesa oriental “Go” alcanzando el galardón de 9-dan, qué es el más alto nivel de
juego. En 2017 surge AlphaZero
que supera las versiones anteriores. Y algo que destacaron sus contrincantes
humanos, así como programadores es que muestra creatividad y que también puede
colapsar al cometer un error como lo podría hacer un ser humano. Ellos saben
que es algo artificial, pero podían observar una especie de espíritu combativo
y se asombraron al ver que después de entrenar con la inteligencia artificial
aumentaba su competencia en el juego, es decir, que aprendieron ante el reto de
reformular sus estructuras mentales para poder ganar mediante un proceso de
metacognición.
Para
los que piensen que una inteligencia tenga un nivel superhumano en juegos de
mesa es algo completamente distinto a formar un maestro, ya que la complejidad
va más allá de lo que el ser humano puede crear en algoritmos porque como seres
vivos nuestras mentes tienen limitaciones, quiero señalar una escena de la
película titulada “Autómata” de Gabe Ibáñez y protagonizada por Antonio
Banderas,
cuando el anciano presidente de la compañía muestra la primera unidad de
inteligencia artificial, explica que poco a poco fue aprendiendo del ser
humano, pronto pudieron dialogar fluidamente con ella pero al final ya no
pudieron hacerlo porque su intelecto estaba en un nivel superior que ellos ya
no podían entender, y es precisamente esta inteligencia artificial la que
diseño todos los robots que se ven en la película en base a dos protocolos que
nadie podía quebrantar por la sencilla razón de que iban más allá de la
capacidad humana. Obviamente, hablo de ciencia ficción en esta última parte,
pero viendo los avancen reales, la idea de que sea una inteligencia la que
diseñe otras con mayores capacidades no puede ser desechada. Así que sí, sí
pienso que los maestros pueden llegar a ser desplazados.
Este
tema tiene muchas aristas, una idea es no sustituir a los docentes y maestros
por la tecnología, sino su unión para su fortalecimiento. Y nuestros dos
enemigos son la obsolescencia de la educación formal y el vacío existencial de
los individuos que tanto destaca Gilles Lipovetsky en su libro “La era del
vacío”. Pero mi enfoque es
empezar por la didáctica y sus fundamentos.
De
esta manera, soy de la idea de disociar lo que llaman proceso enseñanza y
aprendizaje. Estoy seguro de que muchos pensarían que es un error, pero si
somos realmente observadores, reflexivos y críticos, nos damos cuenta de que
son procesos diferentes, lo primero de la enseñanza es que un individuo
(maestro) expone a otro individuo (alumnos) aspectos externos a éste
estructurados de acuerdo a la lógica y competencias del maestro. Y el
aprendizaje es un proceso interno que realiza cada persona para construir
estructuras propias en función de sus competencias y poder entender su realidad.
Lamentablemente, cada actor hace un esfuerzo propio que no puede compararse
como vaciar, de un recipiente a otro, conocimientos idénticos.
Así
que por más que nos obsesionemos con el aprendizaje del individuo no hay tanto
que podamos hacer al respecto porque no podemos ir más allá de los principios
de la psicología conductista. No podemos manipular el cerebro de la persona
como si fuera escribir algoritmos en la computadora y diseñar un programa. Así
que debemos enfocarnos en la enseñanza. Y debemos entender que a cada acción
corresponde una reacción. Y esto son los fundamentos por los que empieza mi
propuesta.
Y,
a pesar de los cambios del ser humano a lo largo de la historia por su contexto
espacial y temporal, hay cosas que no han variado y prevalecen en nuestra
esencia como especie que evolucionó su raciocinio. Y aquí evoco una clase
cuando el maestro nos pregunto cuál metodología de enseñanza sería la más
apropiada actualmente y recuerdo que respondí: “el método socrático”. Estoy de acuerdo que Sócrates
no educó en las condiciones iguales a las actuales y que una metodología presente
debe ser holística, pero tampoco me parece correcto decir que el método
socrático fracasó en las siguientes sociedades y que fracasaría en la
actualidad. La verdad es que después de Sócrates dudo mucho que alguien lograse
replicar su metodología. Esto lo retomo porque insisto que la pregunta es indispensable
para la construcción de conocimiento.
Pero
regresando, a la regla, ¿qué acción de la enseñanza puede generar la
determinada reacción en el aprendizaje? Y esto va relacionado con las
taxonomías de Bloom y Marzano, en las cuales se expone
en verbos las acciones que debe hacer el individuo en la construcción de su
conocimiento desde un nivel básico a uno más complejo. Pero para iniciar todo
este largo camino de construcción en condición a las competencias del individuo
en la era del vacío que se conforman con formar parte de la sociedad de la
información y hacer dictatorialmente su opinión un dogma de la realidad sin la
pretensión de escarbar en las profundidades del iceberg del saber humano; hay
que iniciar la flama con una chispa.
Y
¿Cuál ha sido la chispa en el aprendizaje del ser humano que ha iniciado la
flama del conocimiento? Muchos dirían la curiosidad, pero debo replicar que
antes de la curiosidad debe surgir la DUDA,
pero no entendida como la incertidumbre ante la verdad o la falsedad de un
enunciado, no como vacilación en nuestras acciones, ni tomarla desde su
etimología latina “dubitare”; sino, y basándose en la premisa de que las
palabras en cada realidad se reformulan y generan nuevos significados, quiero
que se entienda como un momento fugaz y maravilloso en donde nos percatamos de
nuestra ignorancia ante algo que empieza a movilizar nuestra curiosidad, y esto
implica metacognición. Es algo natural que nos sucede todo el tiempo.
Ahora
bien, si la DUDA inicia nuestro aprendizaje qué acción lo provocaría en la
enseñanza. Y la respuesta es el MISTERIO
entendido no como su etimología griega “mysterion” vinculado a ceremonias
religiosas herméticas, sino como un espectáculo fugaz y asombroso que cautive
al individuo de tal manera que sea capaz de pausar su existencia sino logra
superar su DUDA. Y las nuevas tecnologías se muestran eficientes a la hora de
crear espectáculos, de asombrar, de cautivar e incluso de esclavizar la mente
humana.
Sin
embargo, se debe evitar la idea del MISTERIO como algo complejo. Ver una luz
roja volando el cielo nocturno puede ser más que suficiente para iniciar la
DUDA. Preguntar al grupo un acertijo como: “De qué llenarías un barril para que
pese menos” puede dar la pauta para empezar a estudiar las propiedades de los
elementos, la habilidad de la deducción y el respeto a las ideas de los demás.
Y
es que al hablar del MISTERIO y la DUDA son los fundamentos de procesos complejos,
pero no quiere decir que son principios sencillos, simplistas y banales. Se
trata de ingenio y creatividad para generar verdaderos MISTERIOS, que partan de
situaciones concretas y a la vez tenga un fundamento didáctico, es decir, una
estructura lógica para potencializar el pensamiento. Y un punto de suma
importancia es que, el MISTERIO más que dar respuestas debe generar más
preguntas y aquí rescato la habilidad de aquel griego que a través del
cuestionamiento incesante lograba que sus pupilos filósofos comprendieran su
ignorancia y generaran conocimiento. Ya que es muy importante dentro del
proceso de metacognición darnos cuenta irónicamente que : Yo solo sé que no sé
nada.
En
conclusión, resolver la obsolescencia de la educación formal debe empezar por
un descubrimiento de nuestra ignorancia en el tema y una recuperación estructural
de la didáctica partiendo del MISTERIO como estrategia inicial, pero también,
haciendo un análisis del alumnado, yo propongo grupos de doce estudiantes, para
disminuir la complejidad de la diversidad de intereses, hábitos y gustos de
grupos de treinta y cinco estudiantes. Pero no basta con eso, la renovación de
la escuela como institución formadora, no está completa sino aprovechamos los
medios tecnológicos para producir MISTERIOS, para buscar información, para
seleccionarla, clasificarla, sintetizarla, etc., pero sin olvidarnos de
mantener la necesidad de la acción, lo espectacular, lo inquietante que tienen
estas tecnologías de la comunicación y que hacen que nos quedemos embobados por
horas.
Pensando
de esta forma, el pedagogo debe investigar a fondo el tema de la didáctica,
debe conocer las fallas y los aciertos históricos de los curriculums en nuestro
país, debe de realizar estudio sociológico de las pequeñas áreas así como
agrupaciones fugaces o no para comprender al ser humano que pretende enseñar,
debe realizar estudios en mercadotecnia y en tecnologías de la comunicación no
solo para conocer sus características que atraen a la audiencia sino para poder
manipularlas y formar exitosos objetos de aprendizaje, debe realizar estudios
en letras para dominar la técnica de la pregunta abierta para generar más
preguntas que bien sería el método socrático y dominar la técnica del debate. Pero,
sobre todo, debe empezar por dejar de ser solo un usuario de la sociedad de la
información para ser un ciudadano en constante crecimiento de la sociedad del
conocimiento. Porque no podemos enseñar lo que no sabemos. Y no estaría de más,
realizar estudios de filosofía para comprender que no hay verdades únicas y
supremas, es decir, dogmas sino un universo desconocido esperando a que le
demos sentido.
De
esta manera, aunque la situación crítica no se resolverá inmediatamente, es
forzoso iniciar estos cambios, porque creo firmemente que es la forma
fundamental para traer un equilibrio ecológico en el trinomio Sociedad + Educación
+ Tecnología. Quizás, estimado lector, no estés de acuerdo en muchas de mis
aseveraciones, pero si has llegado a leer hasta aquí sin aburrirte es porque
con el titulo del ensaño ejercite mi teoría de crear MISTERIOS para generar
DUDAS. La clave no es una receta mágica, cambiar algo muchas veces requiere de
mucho esfuerzo, pero la propuesta está plasmada en estos últimos párrafos.
Ahora corresponde mostrar nuestro compromiso y de ejercitar nuestras propias
competencias.