Profesionalismo interactivo y
lineamientos para la acción.
No habrá mejora sin
maestro.
El mayor
problema es el crear, retener y motivar a los buenos docentes. Pero la clave
para la solución a este problema se encuentra en el profesionalismo interactivo,
que comprende:
- El juicio autorizado como la esencia del profesionalismo.
- Las culturas del trabajo en equipo.
- Las normas de mejora sostenida donde las nuevas ideas se buscan dentro y fuera del escenario propio.
- La reflexión en, sobre y para la práctica.
- Una mayor destreza, eficacia y satisfacción en la profesión docente.
- Y redefinir el rol de los docentes y las condiciones en las que trabajan.
Se sugieren
doce lineamientos conjuntos para evolucionar como docente:
- Localizar, escuchar y expresar su voz interior.
La
individualidad, el tiempo y la soledad son importantes para el desarrollo de
las ideas y valores propios.
La enseñanza
en clase es de ritmo rápido, lo que puede generar gran estímulo o provocar
presión constante. La presión limita el tiempo para reflexionar. La falta de
reflexión impide aliviar la presión. Los docentes deberían reflexionar, y
reflexionar profundamente; tener el coraje y el compromiso para postergar otras
cosas que demandarían el mismo tiempo.
Debemos
preguntarnos por los valores y las metas que son más importantes y
recordárnoslo, preguntarnos qué nos frustra más y a qué aspiramos. Localizar y
expresar nuestra voz interna nos proporciona una gran fuente de energía y
claridad para superar la sobrecarga.
- Practicar la reflexión en la acción, sobre la acción y para la acción.
Se propone
desarrollar a un profesional reflexivo.
Cuando los
maestros reflexionan, generalmente lo hacen con información limitada. La mayor
parte de sus pruebas sobre cómo actúan y han actuado se basan en sus propias
impresiones personales. Es necesario obtener una realimentación más amplia, se
puede recoger testimonios de los alumnos, ya sea de sus diarios, de
evaluaciones sistemáticas, de discusiones individuales o grupales, etc.
La reflexión
profunda requiere además otros ojos, otras perspectivas junto a las nuestras.
La capacitación entre pares, la enseñanza en equipo, la observación de la
clase, y aún ciertas modalidades de evaluación del rendimiento pueden ser un
verdadero estimulo para la reflexión. También puede serlo la indagación
colectiva fuera de la clase.
La reflexión
crítica sobre la intención y el contexto. Significa reflexionar acerca de
nuestras intenciones. Y reflexiona, también, sobre el contexto de nuestra
enseñanza para saber si nos ayuda a realizar esas intenciones o nos lo estorba.
Es importante
concentrar la reflexión no sólo en el aula propia sino en todo lo que directa e
indirectamente afecta a la clase, y usar este enfoque como un trampolín para la
acción. Se sugieren las siguientes técnicas para desarrollar formas fuertes de
práctica reflexiva:
1.
La evocación de imágenes personales positivas.
2.
La lectura profesional.
3.
El diálogo profesional.
4.
Los grupos de apoyo al docente.
5.
La investigación docente.
6.
Las autobiografías y las historias de vida.
7.
Los cursos y las calificaciones avanzadas.
- Desarrollar la mentalidad de asumir riesgos.
La innovación
y la mejora se acompaña de ansiedad y estrés, también implica asumir riesgos.
Los tres criterios generales para iniciar la práctica de aceptar riesgos son:
ser selectivo (probar con una o dos cosas), probar en una escala pequeña, y
asumir un riesgo positivo en lugar de negativo.
Está bien
fracasar, siempre que le deje una enseñanza. La pregunta es “¿puedo aceptar mis
debilidades e imperfecciones con un buen humor sin arruinar la posibilidad de
desarrollarme más? Una vez que aceptamos asumir riesgos, aprendemos más de
nuestra nueva experiencia y desarrollamos una confianza profesional.
- Confiar en los procesos tanto como en la gente.
Las escuelas
innovadoras encabezadas por líderes carismáticos suelen recaer en la
mediocridad cuando ellos se van.
La confianza
en el saber y los procesos ayuda a las organizaciones a elaborar y resolver
problemas sobre una base continua en un medio donde los problemas y las
exigencias nunca cesan y son cambiantes. Los procesos en los que debemos
confiar son los que acrecientan al máximo el saber colectivo de la organización
y mejoran su capacidad para resolver problemas, como: la comunicación, las
decisiones compartidas, la experimentación, el compromiso, etc.
La confianza
en los proceso es abierta, riesgosa. En las escuelas modernas el riesgo se debe
aceptar y no evitar. Aceptar riesgos promueve el aprendizaje, la adaptabilidad
y la mejora. Las escuelas requieren docentes que depositen confianza en los
procesos y confíen provisionalmente en sus colegas.
- Apreciar a la persona total en el trabajo con otros.
La confianza
en el proceso en muchos casos llevará a confiar en las personas. Intentar
comprender a las personas con quienes trabajamos es importante para construir
estas relaciones. Si no tenemos un trato adecuado con otras personas,
aumentamos las posibilidades de conflictos, desavenencias y respuestas o
estrategias desatinadas.
En el aspecto
personal, seremos más sensibles a las circunstancias presentes y cambiantes de
otros. En el aspecto profesional, reconoceremos que existen muchas variantes
legítimas de desarrollo docente.
- Comprometerse a trabajar con sus colegas.
Evite las
formas superficiales e inútiles de trabajo en equipo, y de trabajo en equipo al
servicio de fines que considera cuestionables, abstractos o injustificables.
Ponerse a
trabajar en serio en el desarrollo y la multiplicación de formas más sólidas de
trabajo en equipo. El objetivo es siempre: desarrollar y cultivar el
profesionalismo interactivo y las culturas del trabajo en equipo.
- Procurar la variedad y evitar la balcanización (segmentación).
Entre niveles,
entre escuelas, entre colegas y entre niños se práctica la exclusión y se
generan pequeños subgrupos. La solución es tratar de conseguir cierta
diversidad en la acción de los equipos y evitar convertirse en parte de un club
exclusivo. Es importante ser sensible a la cultura de la escuela como un todo.
La
balcanización genera estereotipos. Los estereotipos fomentan el temor y la
actitud defensiva. Es necesario por eso, ligar los equipos de trabajo de cada
escuela con redes de colaboración más amplias entre los docentes como
profesionales.
- Redefinir su rol para extenderlo más allá del aula.
Las mejoras
del aula dependen de las mejoras exteriores. El docente actual debe asumir la
responsabilidad por más del mínimo, por más de lo que ocurre dentro de las
cuatro paredes del aula. Cada docente tiene la obligación de contribuir a elevar
la cantidad y la calidad de su interacción cotidiana con los otros docentes.
Tratar de comprender y mejorar la cultura de la escuela. Cumplir con su papel
de líder. De enterarse de las políticas, y de los temas profesionales y de
investigación en el contexto más amplio, estatal, nacional e internacional. Y
tiene la responsabilidad directa de contribuir a determinar la calidad de la
próxima generación de sus colegas.
- Equilibra el trabajo y la vida.
Equilibrar el
trabajo con la vida es una protección importante contra el agotamiento. Además,
permite contar con maestros más interesantes y con una enseñanza más
interesante.
El
profesionalismo interactivo requiere tiempo y apoyo de los administradores.
Pero también requiere de los docentes un compromiso y una fijación de
prioridades.
Los horarios
prolongados, mantenidos durante largos períodos, sólo conducirán al
agotamiento. Esto impone fijar prioridades, compartir responsabilidades y
recibir buenas ideas de los colegas, etc. Los docentes deben tratar de
establecer y mantener un equilibrio entre estas tareas. Los adictos al trabajo
y los que quieren hacer carrera no siempre son los mejores docentes.
- Estimular y apoyar a los directores y otros administradores en el desarrollo de un profesionalismo interactivo.
Ni una persona
ni dos podrían hacerse responsables de desarrollar y mantener culturas sólidas
de trabajo en equipo. Por esta razón todo docente es un líder. Sin una amplia
participación e iniciativa de los educadores totales y de las escuelas totales,
simplemente no habría evolución.
El director
está en una posición estratégica para ayudar. Esto trae varias consecuencias
para los docentes: En primer lugar, deben mantener elevadas expectativas sobre
la capacidad de sus directores, subdirectores y otros administradores para
modelar un profesionalismo interactivo. En segundo lugar, deben mantener
actitudes positivas ante “las faltas” aparentes de interés de un administrador.
En tercer lugar, es necesario que los maestros integren, acepten e incluyan con
agrado a cualquier nuevo elemento. Y en cuarto lugar, es necesario que ofrezcan
su apoyo y respaldo, manteniendo una constante comunicación abierta.
En suma, los
maestros deben encontrar variadas maneras de impulsar, respaldar y responder a
los administradores escolares en la búsqueda de una mejora continua de la
escuela.
- Comprometerse con la mejora sostenida y con el aprendizaje permanente.
Es necesario
concebir al docente como estudiante permanente. Mostrarse predispuesto a
aprender y contribuir a que sus colegas lo hagan, como si se tratara de un
hábito de la vida cotidiana que se diera por sentado. Adquirir nuevas
habilidades, ensayar prácticas, trabajar con otros sobre un proyecto de mejora,
tomar cursos y asistir a talleres diseñados con actividades de seguimiento, y
evaluar y discutir los resultados figuran entre los muchos ejemplos existentes.
Incluso los
docentes deben exigir de sus escuelas y distritos que les provean las
oportunidades y los escenarios para aprender.
- Supervisar y fortalecer la conexión entre su desarrollo y el desarrollo de los alumnos.
El desarrollo
del docente y el desarrollo del alumno están en relación recíproca. El
desarrollo de los docentes y su adaptación del trabajo en equipo tendrán valor
en definitiva si enseñan mejor a sus alumnos de una manera que los docentes
mismos puedan comprobar.
Licenciatura de Educación Primaria.
Seminario de Análisis del Trabajo Docente.
Alejandro Valdés Hernández.
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