“Sufragio efectivo, no
reelección.”
Francisco I. Madero.
La entrevista Díaz-Creelman, publicada en el
Pearson’s Magazine de Nueva York, marco la pauta para la publicación de
diversos documentos, entre ellos el libro “La sucesión presidencial” de
Francisco I. Madero, que posteriormente constituyó la base del partido
antirreeleccionista. En este partido se canalizó el descontento y la miseria
populares del campo, de las fábricas y de la lucha política hacia el logro del
ejercicio democrático.
Con el plan de San Luis Potosí, se declaro
políticamente nulas las elecciones generales que se acababan de efectuar y se
invitó al pueblo para que tomaran las armas y coadyuvara al derrocamiento de la
dictadura (sufragio efectivo, no reelección). Teniendo impreso un enfoque económico
social de los problemas, con su artículo 3º que especificaba la restitución de
las tierras a sus antiguos poseedores despojados injustamente de ellas, así
como el pago de una indemnización por los daños ocasionados.
Con lo anterior, esta por demás decir que, se
dio origen a la revolución social conocida como la Revolución Mexicana. El
movimiento armado se extendió por todo el territorio nacional y el general Díaz
se vio obligado a renunciar; asumió provisionalmente la presidencia Francisco
León de la Barra. Y el 26 de mayo nació
el primer gobierno maderista.
Carencia de contenido social de la educación
pública en el régimen porfirista.
Porfirio Díaz logró integrar un sistema de
instrucción oficial en el Distrito y territorios federales muy completo; sin
embargo, esa organización educativa se preocupó principalmente por formar un
hombre individualista, al servicio del sistema imperante, y no atendió la
instrucción popular en sus etapas rural, técnica y agrícola. En otras palabras,
había una educación intelectualista, de carácter universal, dentro de una
sociedad de selección, en los grandes centros urbanos, cuyas raíces se
encontraban en el régimen colonial. Un 78.5% de la población era analfabeta,
trabajaban de sol a sol como bestias para ganar un sustento miserable.
La realidad indica que se estaba frente a un
problema extraescolar de tipo socioeconómico, principalmente en el medio rural.
Para resolverlo era necesario que se realizara una revolución que en verdad
transformara totalmente las condiciones sociales del país, y que se buscara un
tipo de escuela capaz de enseñar a vivir a los grandes sectores de la
población. Ésta sería la Escuela Rudimentaria.
El porfirismo y la escuela rudimentaria.
Como una medida urgente del régimen porfirista
ante la acción revolucionaria de los maderistas, el 10 de mayo de 1911 se
presentó a la Cámara de Diputados, la iniciativa de ley para establecer en la
República escuelas de instrucción rudimentaria, un programa absurdo, no sincera
ni bien planeada de educación popular, que consistía en:






Pese a lo anterior, el día esperado llegó: el
dictador y su inmediato servidor renunciaron ante el Congreso. El 26 de mayo asumió
provisionalmente la presidencia de la república Francisco León de la Barra y
esa misma fecha se continuó la discusión del proyecto de ley de las escuelas de
instrucción rudimentaria.
Finalmente, después de algunos trámites el
congreso Federal expidió el siguiente decreto promulgado por el presidente de
la República el 1º de junio del mismo año:










Legándose así, de la dictadura porfirista, dos orientaciones bien
definidas en materia de enseñanza primaria: la educación integral, que intentaba desarrollar todo el ser de
manera integral, era un sistema de educación completa; y la educación truncada, que sólo buscaba enseñar a los individuos de
raza indígena a hablar, leer y escribir castellano, y a ejecutar las
operaciones fundamentales de aritmética.
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