Friday, April 5, 2013

Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)


El SNTE.

El sindicato con mayor afiliación en la región es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México (SNTE), con 1.200.000 miembros, de los cuales aproximadamente 800.000 son docentes y el resto trabajadores administrativos, técnicos y manuales adscritos al sistema educativo. Por lo anterior, algunos consideran que la afiliación a este sindicato ha sido prácticamente obligatoria, ya que desde su fundación, en 1943, obtuvo personalidad jurídica como organismo que agrupaba a los trabajadores de la Secretaría de Educación Pública, y en México, por ley, solamente se reconoce un sindicato por cada secretaría de Estado.


Antecedentes históricos.
“En los primeros años de la década de los cuarenta, la profesión docente no sólo se había convertido en una profesión que dependía principalmente del gobierno federal, sino que estaba encuadrada dentro de una organización sindical casi única.” (Arnaut, Alberto). 
Este lapso del proceso de organización de los profesores de la entidad federativa más poblada del país no ha sido fácil, entre avatares altibajos. Su historia, como la de muchos sindicatos mexicanos, es un fiel reflejo de la política por la que hemos transitado.

En un inicio, el proceso de organización gremial de los maestros del estado de México durante los años de 1921 a 1959: “Fue un periodo en el cual los profesores transitaron de la acción individual a la mutualidad, de ésta a la sociedad de resistencia y luego al sindicato gremial”. Asociación que llega a consolidarse como institución sindical en la medida en que responde a la lógica del Estado.
La existencia de cientos de pequeños sindicatos dificultaba las tareas de administración de las relaciones laborales y de negociación colectiva para la SEP. Eran tantos y tan variados los interlocutores que hacían todo el andamiaje burocrático de la Secretaría lento, reiterativo y sin posibilidad de establecer normas racionales: Además, muchos de aquellos sindicatos seguían siendo fieles, más de palabra que de obra, a la educación socialista y estaban dirigidos por los cuadros del antiguo Partido Comunista. Los maestros eran casi el único gremio importante que no estaba incorporado al partido en el poder ni formaba parte del pacto corporativo entre el Estado, los trabajadores y los empresarios. La unidad de la nación demandaba también la cohesión de los maestros- se decía desde el poder- y se actuó en consecuencia: se fundó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. 
A principios de 1936 se dio un salto hacia la unidad con la creación de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza (CNTE), organización que tuvo sus diferencias con la recién creada Confederación de Trabajadores de México (CTM) y va a ser hasta el año de 1943 cuando se dé la unificación nacional del magisterio mediante la fundación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Junto a estas transformaciones, el magisterio mexiquense va a la par, y en ese mismo año los profesores realizan su congreso de unidad, dando origen a la Unidad Magisterial del Estado de México, acción impulsada de nuevo por el entonces gobernador del estado, Isidro Fabela, organización gremial que se adelantaba a la creación del SNTE.
Este proceso de centralización y estatización logra un avance con la constitución del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en 1943, cuyo crecimiento numérico y participación política lo hacen una fuerza hegemónica en los asuntos educativos.

Fundación del Sindicato Nacional de Trabajadores del Educación.

Al ocaso de 1943 se fundo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Con la aparición del sindicato de maestros se logro unificar, después de varias dificultades, a una serie de asociaciones, confederaciones y sindicatos de maestros de distintas filiaciones y orientaciones políticas dispersas por todo el territorio nacional.

La diversidad de sindicatos que rodearon al gremio magisterial antes de 1943 perseguían, por un lado, lograr el mayor número posible, y por otro, llegar a convertirse en los interlocutores exclusivos ante el Estado;  lo que dio origen a múltiples conflictos recurrentes y cada vez más polarizados entre las distintas organizaciones en disputa; problemas que no solo se restringían al ambito magisterial, sino que tocaban otras fibras del tejido social, convirtiéndose en una situación difícil de manejar para el presidente en turno.

El nuevo secretario de Educación Publica, Jaime Torres Bodet (sustituía en el cargo a Octavio Véjar), identificaba a los distintos sectores de los maestros en los siguientes términos:

“El magisterio estaba compuesto por tres sectores muy desiguales. Existía, en primer lugar, una mayoría sencilla, pero ayuna –y en proporción alarmante- de competencia. Millares de profesores titulados: muchos de ellos de luz escasa o cansada ya por la edad, o extenuada por la miseria. Junto a ellos, millares de jóvenes reclutados al favor de cualquier capricho, al azar del menor encuentro sin más diploma que el certificado de educación primaria… al lado de este sector, existía otro: menos numeroso pero de movimientos más perceptibles. Alternaban en él innegables maestros de capacidad personal. Políticos unos, y otros vejados por la política, todos vivían insatisfechos. Estos porque la política los vejaba, y aquellos porque no les rendía los frutos apetecidos… por ultimo… venían los maestros de conciencia y de razón. Muerto ya Lauro Aguirre, se distinguían hombres como Rafael Ramírez, Guillermo Bonilla… o mujeres como Rosaura Zapata, Luz Vera… y muchos otros…”

Ante la situación inestable de los maestros y la dispersión de las fuerzas políticas e ideológicas en lucha permanente, el presidente de la Republica, Manuel Ávila Camacho, propuso una salida negociada que contemplaba un acuerdo entre los principales representantes de los sindicatos de maestros:

“Al no tener éxito en sus pretensiones ni llegar a resultados positivos las pláticas tenidas por encargo del primer magistrado de la nación con el licenciado Antonio Villalobos, presidente del Partido de la Revolución Mexicana, optaron por integrar, con aprobación del propio presidente Ávila Camacho, el Comité Coaligado de Unificación Magisterial, con cinco representantes de cada sindicato… El Comité… fue investido de dos facultades: la de tratar con la Secretaría de Educación Pública los problemas de los maestros y la de aprobar leyes y las bases para rehacer la unidad, y en su caso, convocar a un Congreso.”

El Comité Coaligado de Unificación Magisterial lanzó la convocatoria para realizar el Congreso Nacional de Unificación Magisterial o Congreso Constituyente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, del 24 al 30 de diciembre de 1943, en el Palacio de Bellas Artes. Al acto acudió el Presidente de la República y el nuevo secretario de Educación, quien declaró:

“Aun separados, sois una fuerza; pero una fuerza de la que suelen salir disidencias, obstáculos y querellas. Juntos, vuestra fuerza será mayor y tendrá además un resultado más importante y más respetable: el de actuar paralelamente al espíritu de unidad que anhelamos todos los mexicanos…”

El Congreso no encontró ningún tipo de resistencia oficial, sino que más bien tuvo que enfrentar muchas dificultades internas que pusieron en riesgo su culminación exitosa.

Una de las primeras medidas adoptadas fue la desaparición de los sindicatos Único Nacional de Trabajadores de la Enseñanza (SUNTE), el de Trabajadores de la Enseñanza de la Republica Mexicana (STERM), el Mexicano de Maestros y Trabajadores de la Educación (SMMTE), y otras agrupaciones pequeñas, acordando aglutinarse en el Bloque Democrático Unificador.

En la dinámica de los trabajos prevaleció el encuentro de posturas y personalidades que amenazó en más de un ocasión con provocar una ruptura irreconciliable. Se presentaron algunos problemas en el registro de credenciales y varios representantes del SUNTE, de la Federación Nacional de Sindicatos Autónomos y del Sindicato Nacional de Escuelas Particulares hicieron declaraciones anticomunistas.

Como consecuencia inmediata de estos pronunciamientos varios grupos decidieron abandonar el congreso y sesionar de manera independiente, como el caso de algunos miembros del SMMTE, quienes se trasladaron al local de la Confederación Nacional Campesina o de los empleados administrativos de la SEP, sin embargo, días después se logró que regresaran a los trabajos del Congreso y con ello consolidar la unificación.

Los trabajos del Congreso terminaron el 30 de diciembre. En el discurso de clausura Torres Bodet señaló:

“El organismo que habéis formado fuera de toda presión oficial se presenta como un organismo libre y, en tal calidad, tiene que responder al país con lealtad y con honradez… podréis contar con la amplia voluntad de comprensión de la Secretaria de Educación Pública, siempre que no intentéis interpretar esa voluntad como una flaqueza para que intervengáis, de manera unilateral, en una dirección que, si ha de ser efectiva, deberá reunir dos condiciones fundamentales: la plena autoridad de los funcionarios y la armonía de esa autoridad con vuestras capacidades individuales y con vuestro aliento conjunto para servir a la patria como merece.”

En el Congreso se aprobaron los estatutos y se acordó por unanimidad que la nueva organización sindical se denominara Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y su lema: “Por una educación al servicio del pueblo”.

“El pago”.

Ahora bien, conseguir ese objetivo (consolidarse como institución sindical ) implicó una acción dual: por un lado, satisfacer demandas fundamentales de la base magisterial, como fueron las relativas al pago regular de los salarios, el aumento salarial, los servicios médicos y de farmacia, la jubilación, el escalafón magisterial transparente y el mejoramiento profesional. Por el otro lado, ofrecer ciertas concesiones a la burocracia sindical, como fueron: dirigir la educación en la entidad, intervenir en los procesos de asignación de plazas, cambios de adscripción, ascensos magisteriales y orientación de la educación. Todo combinado con acciones de represión hacia los potenciales opositores o ‘compra’ de agitadores que hacían peligrar la estabilidad sindical, con el objeto de que se lograra apoyar los proyectos gubernamentales y matizar las demandas sindicales.

Es una historia de toma y daca para legitimar un sindicato en el que las acciones de acercamiento con el Estado tenían que darse, pero sin renunciar a la independencia, a la democracia sindical y a la naturaleza de un movimiento social.
Pero, el poder ciega a la gente, y los sindicatos por mucho que busque el bienestar colectivo de sus agremiados son dirigidos por personas que llegan a ser tentadas que utilizan su poder para su propio bienestar, olvidando a veces a los demás… La exigencia sindical de negociar los asuntos educativos responde, pues, no sólo a una antigua demanda del magisterio, sino también a una estrategia sindical tendiente a consolidar su influencia sobre el sistema educativo o, al menos, a llevar los asuntos educativos al terreno de una relación bilateral entre la SEP y el SNTE. (Arnaut, Alberto).  

Desarrollo del SNTE.
Todo esto ha llevado a una enorme rigidez del la administración de la SEP, donde los empleados son inamovibles, los reclutamientos de personal tienen ingerencias sindicales, además que mucha autoridades medias deben su fuente de legitimidad al SNTE.
Motivando así, a que El magisterio se pronuncie en contra del mejoramiento de los servicios educativos; ya que uno de los factores que más contribuyen a configurar este fenómeno es el monopolio de la profesión docente por una representación sindical. Lo que en un inicio pudo llegar a ser una gran oportunidad para consolidar al Sistema Educativo Mexicano y elevar al máximo los servicios, así como el nivel de vida de los maestros y no de un solo grupo, se ha convertido en una pequeña “oligarquía” que tiene el control de un monopolio, y que sacrifica los intereses de sus agremiados por su propio bienestar social, económico y político. 
Por otro lado, el sindicato se ha consolidado como uno de los fundamentales ámbitos de la socialización de los maestros, quizá el principal, después de la escuela normal donde se formaron y la escuela donde trabajan. Por que si nos ponemos a pensar, nos damos cuenta que el trabajo de todos los días tiene que ver con el sindicato. No hay profesor que no tenga una inmensa y frecuente relación con las cuestiones sindicales. Y no se puede esperar menos, pues de su relación con el sindicato dependen su ingreso y su permanencia en la profesión, su plaza, sus condiciones de trabajo, sus expectativas de promoción, sus prestaciones sociales, el pago del sueldo y el trámite de su jubilación.
Sin embargo, no todo es malo; en esencia, los estatutos base del SNTE, luchan para que la mayoría de los maestros tengan una garantía de la vigencia de sus derechos profesionales.
En su interpretación la fundación del SNTE le evitó al Estado los planteamientos sobre los  maestros elaborados y justificativos, quedándole un discurso mediocre,  asegurándose el control dándoles prebendas a los dirigentes, lo que le llevó a perder el control de los procesos educativos hasta 1989.
Carlos Órnelas coloca al Estado como el actor y al SNTE y los maestros como subalternos, los manejables, aunque en el caso del SNTE, éste se escapa del control hasta 1989 con la reforma salinista.

Los días 12 y 13 de diciembre de 1989 fue convocado el XVII Consejo Nacional Extraordinario del SNTE; fue una medida extrema por el cual, la profesora Elba Esther Gordillo Morales iniciaba un movimiento sindical para legitimar su ascenso al poder. El Consejo Nacional fue obligado a convocar al 1er Congreso Nacional Extraordinario para el 20 de enero de 1990. Este Congreso fue visto por varios grupos como una esperanza democrática. La casa común abría sus puertas de par en par por donde circulaban libremente las palabras que apuntaban a construir un nuevo proyecto sindical. Otros lo vieron como una amenaza a sus antiguos privilegios, instituidos en los estatutos, ejercidos de manera cotidiana en el trafico de influencias, en la venta de plazas, pero principalmente en la administración del poder político que significaba el corporativismo al gobierno y al partido de Estado. Fue en estas vísperas, cuando llego Elba Esther Gordillo a la Secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

El Congreso Nacional Extraordinario, celebrado en Tepic, Nayarit., en enero de 1990 creo importantes expectativas, no solo entre los educadores mexicanos, sino también en amplios sectores de la sociedad y la fuerza laboral de México, principalmente entre los periodistas de prestigio e intelectuales. En los meses y en los años que siguieron aumentaban las simpatías por el SNTE. De pronto, la maestra, se convirtió en articulista permanente de La Jornada, sus opiniones eran difundidas en varias revistas a través de entrevistas y declaraciones publicas, el SNTE como sindicato convoco a varios encuentros internacionales sobre educación y sindicalismo, las voces por mucho tiempo marginadas eren escuchadas con respeto y atención por una audiencia que no comprendía lo que sucedía. Las viejas simpatías sociales y políticas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, ahora se congregaban en lujosos hoteles y en amplios auditorios en donde presidía la rígida figura de la maestra.
Por otra parte, tenemos el delicado tema económico. Como ocurre con numerosas organizaciones gremiales, desde su fundación las arcas del SNTE han sido tomadas como un botín. El manejo de las cuotas sindicales ha estado siempre en el centro del debate, entre los llamados “oficialistas” y disidentes. Durante décadas la corrupción ha sido el instrumento para la supervivencia de los caciques sindicales. Desde las asociaciones más pequeñas hasta las más grandes, los fondos sindicales han sido motivo de disputas. La inmensa mayoría de sus líderes se enriquecen al amparo de la impunidad, pues recompensan con prebendas a la misma autoridad, así hasta llegar a la punta de la pirámide del poder político. La desviación de los recursos sindicales ha llegado al extremo de empañar las campañas presidenciales. En la política la corrupción se ha convertido en una segunda naturaleza, tanto que los estudiosos la consideran un problema más político que moral. El sindicato de los maestros no ha podido sustraerse a esta situación pese a la rebelión de cientos de miles de profesores con sus líderes.
Siempre se habla que el magisterio es la organización sindical más poderosa del país en términos numéricos y políticos, pero los maestros desconocen el patrimonio de su sindicato. Simplemente nadie les rinde cuentas. Recientemente, Carlos Jonguitud reveló algunos detalles a la prensa sobre el manejo discrecional de las finanzas del SNTE cuando acusó a Elba Esther Gordillo de hacer mal uso de los recursos.
En lo que corresponde al SNTE, en su ámbito nacional, a partir de la reforma estatutaria de 1992, comprendió la creación de una o varias (por niveles educativos) Secretarías de Investigación y Capacitación Educativa que aunque no le conceden gran peso político habla de una necesidad desde la dirigencia del gremio más numeroso de Latinoamérica de atender un espacio que cada vez se consolida más y se va tornando importante. Incluso, a nivel nacional, se creó un centro de investigaciones con cierto grado de autonomía y con investigadores de prestigio en su dirección "La Fundación SNTE para la Cultura del Maestro Mexicano", el que como órgano descentralizado del SNTE hace investigación y apoya técnicamente los eventos que de tipo académico ha organizado el sindicato de los maestros, o sus instancias respectivas. Dentro de los trabajos y las producciones que le han correspondido, se encuentran los documentos básicos, para la celebración del primero y segundo congreso de educación que ha organizado dicho sindicato (1994 y 1997 respectivamente) elaborados con base en productos de investigación y que desafortunadamente no ha contado con la creación de instancias estatales que hagan las mismas funciones y sostengan los mismos compromisos de elaboración de trabajos y estudios, en torno de los sujetos docentes y su cultura. Todo ha quedado en colaboraciones aisladas de carácter individual, donde se les reconoce el papel de investigadores pero su acción se queda en la revisión o redacción de documentos técnicos, o también el prestar asesorías en eventos político-académicos, como ha sido el caso del primero y segundo congresos educativos del SNTE.


Consecuencias: El impacto actual.

Eran los días de efervescencia política y cívica, los ciudadanos se sentían orgullosos del poder de su voto. Cuauhtémoc Cárdenas encarnaba las aspiraciones democráticas de los ciudadanos que querían construir una nueva nación. De Europa llegaban noticias desalentadoras, el muro de Berlín era derrumbado por un pueblo dividido por los odios políticos heredados de la segunda guerra mundial. A esta tierra llegaban los delegados del viejo y arrogante sindicalismo soviético, mas como ejemplo de ignorancia que como punto de referencia para entender los cambios planetarios ¿Qué pasaba con la poderosa Federación Sindical Mundial? Simplemente desapareció de la noche a la mañana.

El poder soviético desaparecía, los pueblos y naciones buscaban su camino propio, nuevos movimientos sociales surgieron en Europa y la iglesia intervino como una fuerza capaz de articular las viejas demandas democráticas e independentistas. La guerra fría desapareció y Estados Unidos inauguraba la guerra caliente en la invasión a Irán. Entre tanto, la maestra hacia planes para apoderarse del liderazgo de la Confederación de Educadores de América, CEA, liderada hasta entonces por Cuba; en el esfuerzo no se escatimaron recursos, en 1993, en el marco de Pedagogía 93, el SNTE se presento en la Habana con mas de cinco mil trabajadores de la educación, esta demostración de fuerza solo la podía hacer un sindicato rico como el SNTE. En forma paralela, se construía la Fundación SNTE y el Instituto de Estudios Sindicales para América. Por primera vez el SNTE publicaba libros y revistas que trataban temas como la equidad de género y la idea de construir un nuevo sindicalismo. Y una nueva educación para México.

En Tepic, el SNTE decidió transformarse para romper con el viejo molde autoritario de sindicalismo vertical, de líderes patrimonialistas, y voto por el respeto a la pluralidad y por preservar la unidad de los trabajadores, pero principalmente, definir al Sindicato como un frente amplio en el respeto a todas las formas de sindicalismo que se expresan en el SNTE. En 1992, se realiza el Segundo Congreso Nacional Extraordinario para la reforma estatutaria. La reforma es limitada, el principio de representación proporcional que prometía un proceso democrático como el ensayado por el sistema electoral mexicano se traduce en frustración, el voto directo y universal para la elección de los órganos de gobierno se limita únicamente al ámbito delegacional y se mantienen los controles patrimonialistas del liderazgo de la maestra para designar a los comités seccionales y nacional.

El discurso reformador se abandona, los nuevos liderazgos no aparecen a pesar de la inversión millonaria en cursos, encuentros, conferencias y un número indeterminado de eventos culturales y académicos por rescatar a los líderes de su analfabetismo funcional. Todo es inútil, las conductas incondicionales irritan a la maestra que se convierte en operadora política de los gobiernos de Ernesto Zedillo Ponce de León y del propio Vicente Fox. Frente a esta realidad, decide suplantar al Comité Ejecutivo Nacional por un grupo de intelectuales. Ellos deciden la elaboración de los documentos, ellos presiden las reuniones nacionales, ellos explican las bondades de Carrera Magisterial, de la importancia de reconocer socialmente el trabajo docente a través de un salario profesional o mediante un ambicioso programa de vivienda que se fue quedando en papales polvorientos de archivos de escritorio.

La corrupción hizo su aparición y el dinero de un fideicomiso se esfumo sin que rindiera frutos. Vivienda Magisterial, es solo un botón de muestra de lo que se hace durante diez y seis años con los millones de pesos que ingresan a las finanzas del SNTE, por concepto de cuotas sindicales de mas de un millón de trabajadores de la educación. El Comité Ejecutivo Nacional, es una casta burocrática que no representa los intereses de los profesores que trabajan en las aulas de las escuelas del país y mucho menos son representativos de los intereses nacionales como la educación pública. El apoyo mecánico de los líderes de las secciones del SNTE, es un acto reflejo inducido por los representantes incondicionales del CEN del SNTE.


Esfuerzos del SNTE en el nuevo milenio.

El Secretario destacó el esfuerzo de la SEP, el SNTE, los gobiernos estatales y la iniciativa privada —Fundación Telmex y Microsoft— para dar un paso en el cierre de la brecha digital mediante una herramienta que permitirá a los docentes acceder a las tecnologías de la información y la comunicación y desarrollar su tarea educativa de una mejor manera.

Por su parte, el Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, expresó su reconocimiento a las autoridades educativas y a todos los que intervienen en el programa de dotación de equipos de cómputo, por atender una de las demandas del gremio magisterial.

“Con ello cumplimos el objetivo de poner al alcance de los maestros de todo el país un instrumento que les ayude a vincularse con el mundo de la información y obtener las novedades teóricas en materia pedagógica que favorezcan el progreso profesional y el de sus alumnos”, puntualizó.





CONCLUSIÓN.
La creación del SNTE en 1943 fue una necesidad de la época, en la que inevitablemente influyeron intereses políticos, económicos, sociales y personales. Aspectos que han hecho que algunos estudiosos lo consideren un sindicato que sólo sirvió para corporativizar a los trabajadores de la educación. Pero pensar eso, sería una completa tontería; ciertamente se ha contemplado así al SNTE, por que sus dirigentes le han dado esa imagen a lo largo de la historia, en donde se reflejan disputas por el poder, y acuerdos poco beneficiosos para todos sus agremiados.
A menudo el reclamo de mayor participación del magisterio en la definición y ejecución de políticas es una bandera que enarbola la representación sindical como una estrategia, no para impulsar, sino para bloquear, reorientar o cancelar los proyectos de cambio en el sistema educativo. (Arnaut, Alberto). 
Pero observando la situación desde otra perspectiva, podemos darnos cuenta de que el SNTE, bien o mal dirigido, busca en sus estatutos el respeto de los derechos de sus sindicados y el mejoramiento de sus condiciones de vida y laborales. Sin importarles las condiciones económicas, asistenciales y preparación profesional de los maestros y de todos los trabajadores de la educación, se les apoya y busca su auto superación. Además, lucha por la  democratización de la educación y democratización del país. Recordemos que la unión hace la fuerza.
Debido a su filiación y a su dirigencia, ha influido constantemente en la vida nacional, en donde contemplamos claramente el ambito económico y político de México. Su impacto en la evolución del país y en el Sistema Educativo Mexicano es relevante pero aún así difícil de determinar. A lo largo del trabajo se han mencionado el impacto del SNTE, de manera general y sin ser exhaustivos, tocando algunos puntos actuales. Por último, este sindicato, ha dado y tiene aun mucho más que dar para el progreso de la nación y del sistema educativo mexicano. “Por una educación al servicio del pueblo.”










BIBLIOGRAFIA.

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Arnaut, Alberto, Historia de una profesión. Los maestros de educación primaria en México.1887-1994: México. SEP/CIDE, 1998 (Biblioteca del normalista)
 Ornelas, Carlos, El sistema educativo mexicano, la transición de fin de siglo. México, CIDE / Nacional Financiera / FCE, 1995, 371p.
Arnaut, Alberto (1998), “Una profesión federal y sindicalizada, 1935-1943”, en Historia de una
profesión, Los maestros de educación primaria en México, 1887-1994, México, CIDE/SEP
(Biblioteca del normalista), pp. 86-92.

Jaime Torres Bodet, Años contra el tiempo. Memorias. México, Porrúa, 1969, pp. 15-16 y 42-43.

Lozano, Ceniceros, V. Breve historia del movimiento sindical Mexicano y comentario histórico del actual
 Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, México, 1969, p. 26.

Gerardo Peláez, Historia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, México, Ediciones de Cultura Popular, 1984, pp. 34-35.

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