Alejandro Valdés Hernández.
Ensayo:
Mi primera práctica.
¿Por qué la práctica es tan distinta a
la teoría, a pesar de ser casi lo mismo? Es curioso ver como lo que esta
escrito en papel cuando se lleva al terreno de lo real se ve tan distinto aun
cuando nos damos cuenta que es lo mismo; quizás… no nos damos cuenta realmente,
posiblemente es la perspectiva por donde lo vemos, o quizás algo más. No
importa la razón, lo que vale es la sensación, la experiencia que se obtiene y
la aplicación y reformulación del conocimiento tenido al respecto. Eso es lo
que cuenta, nada más.
Ni toda la teoría del mundo o todo el
tiempo que pasemos observando se compara a nuestra primera vez de práctica. Es
algo nuevo y único; liberamos adrenalina, unos mas otros menos, cuando estamos
frente al grupo por primera vez, ya que nos es desconocida la sensación; la
perspectiva de ver las cosas se modifica, al igual que la forma de pensar y de
actuar. Todo es distinto.
Antes de estar frente al grupo, nos
preparamos, planeamos, formulamos y reformulamos actividades, averiguamos
algunos tips, buscamos implementar proyectos novedosos, tratamos de que todo
sea perfecto y no haya nada fuera de lugar. Tenemos sueños maravillosos,
fabulosas expectativas y toda nuestra potencia mental se concentra en una sola
idea: hacer una labor excelente, la mejor que se haya visto en toda la historia.
El reto es tentador, el triunfo una
posibilidad y el fracaso… ¿Qué es esa palabra?, no puedo pensar en esa tontería
como una opción. Solo pienso en el éxito, lo saboreo, sueño despierto; me veo
frente al grupo, haciendo que todos participen, que todos piensen, que se
diviertan y lo más importante: que aprendan. Nada puede salir mal. Fantaseo sin
cesar, parezco un joven escolapio enamorado, esperando a que llegue el día de
ver a mi angelical amada.
Pero, ¿qué sucede cuando uno se
enfrenta a la cruda y única realidad que existe? Es necesario decir, que no es
malo soñar, al contrario gracias a los sueños de unos pocos la humanidad ha
logrado evolucionar a través de las épocas; solo que siempre hay que hacerlo
con los pies bien puestos sobre la tierra. Por que soñar no cuesta nada
–aparentemente- y fantasear demasiado solo nos lleva a un lugar: a olvidarnos
de lo real y construir fastuosos palacios en pequeñas nubes, que fácilmente se
disipan cuando llega a golpearlas el fuerte soplido de la verdad.
En mi caso, el ser un soñador me hizo
ser un iluso y un tonto, que empezó a crear ideas a partir de unas simples
utopías, olvide todo lo que había ido aprendiendo y desarrollando en las clases
con los profesores, descuide mi observación, todo lo vi color de rosa y deje de
lado lo que realmente tenia en mis manos, hice conceptos generales y busque características
del medio que simplemente no había. Olvide la seriedad de la situación y
desatendí diversos aspectos de mi planeación.
No es fácil hacer las cosas bien si no
se sabe lo que hay que hacer. Cuando uno conoce bien lo que se está haciendo
difícilmente salen las cosas mal, ya que tiene una visión de lo que va hacer y
de cómo debe hacerlo para evitar equivocaciones. Sin embargo, en las vísperas
de nuestra semana de practica hubo demasiada desinformación acerca de lo que
íbamos a hacer por una causa u otra; además, no entendíamos propiamente por que
hacíamos otras cosas, ni siquiera nos dimos cuenta, y lo que hicimos es hacer
uso de nuestras destrezas, conocimientos y habilidades para salir airosos ante
la situación en la que nos presentábamos.
Lo importante era tener seguridad,
tener control de la situación y lograr los mejores resultados. Pero ¿esa era la
finalidad verdadera y única de esta actividad, de ir a practicar? No lo creo,
hay más mucho más, pero la emoción y la
ingenuidad me nublo el entendimiento, y me llevo por un camino el cual
me mostraría a la mala lo que tanto había olvidado y descuidado.
El enfrentarme a la verdad, fue una
tremenda conmoción, perdí el control de una parte del grupo, tenia peleas cada
cinco minutos en todo el salón, no lograba hacer que realizaran plenamente las
actividades, perdían la atención a cada momento, no estaban acostumbrados a
reflexionar, a crear, a imaginar, y mucho menos a trabajar en equipo, no
seguían indicaciones ni tampoco eran capaces de poner atención un segundo a lo
que decían sus compañeros. Era un tremendo caos y el orden se perdía
fácilmente. Para acabar con mis sueños y hacerlos escombros me empecé a sentir
mal debido a una simple gripe.
A parte de sentirme mal físicamente me
empecé a sentir pésimo emocionalmente, mi autoestima se vino al suelo, y mis
sueños se iban por un caño. Mi auto concepto se modifico de una manera
drástica, y estuve a punto de claudicar, no estaba hecho para esto (pensé);
mejor me dedicaba a ser un soñador, que es lo más fácil y lo más hermoso; pero
no podía rendirme, nunca lo hecho, aunque he perdido varias veces siempre lo
hacia dando hasta la ultima gota de sangre.
Acaso, ahora ¿sería la primera vez en
que perdía sin luchar como siempre lo he hecho? No es propio de mí. Como pude
recupere la cordura, la paciencia y la concentración, tenía que hacer otro
intento, busque de mi alrededor medios y herramientas que me hicieran terminar decorosamente
mi participación, no se podía perder el día.
¿Qué me motivaba y me mantenía a pie a
pesar de que las piernas se me doblaban? El orgullo, la familia, los mismos
niños, mis maestros… “he de regresar con mi espada o sobre mi espada”. No hay
otra opción. Tenia que darme cuenta de la situación, tenia que dejar de soñar y
ocuparme realmente de entender el ambiente: de observar, me vi forzado a
analizar el ambiente, los niños y su comportamiento, y reformular mis
actividades para lograr que funcionaran.
Gradualmente, logre que el grupo respondiera
mejor a las actividades que aplicaba, aunque muchas veces me vi tentado a
trabajar como la maestra titular de grupo, guiado bajo un enfoque
tradicionalista, usando dictado y otras actividades similares. Para bien o para
mal, nunca lo hice, me escude bajo el actual enfoque y experimente en todo
momento, fallando en algunas cosas y descubriendo otras muy útiles, fue un
proceso de ensayo-error.
Pero, ¿Por qué había fallado tan
espantosamente?, era una cuestión que deambulaba por mi cabeza una y otra vez;
y que aún hasta ahora no he respondido satisfactoriamente. Dudo de poderlo
hacer y tengo miedo de intentarlo, pero si queremos pasar al siguiente nivel
tenemos que analizar la situación, los aciertos y en especial los errores, así
como nuestras carencias.
Aparte de las dificultades antes
mencionadas, hubo diversas interrupciones a las clases, desde que pasaban
maestros a vender lápices o comida, hasta actividades de inventario o clausura y
entrega de trofeos de algún torneo. Actividades que forzosamente nos obligaban
a perder tiempo de clase y que interrumpían la actividad que con tanto trabajo
había logrado que empezaran a realizar. Pero que podía hacer, yo no había
nacido caballero solo era un simple plebeyo, como ponerme en mis moños, siendo
un visitante.
Hay diversas formas de ver las cosas,
muchas perspectivas que nos llevan a ver las situaciones de manera distinta y
de observar aspectos específicos poco perceptibles. Nosotros no nos podemos casar
con una postura u otra, ya que ninguna es mejor o peor que otra, todas tienen
algo útil que nos hacen aportaciones; por lo mismo, es necesario considerar todos los puntos y
siempre mantener la mente abierta, cuidando cada aspecto, las cosas no se deben
de tomar a la ligera
El siguiente día iba mejor preparado,
más consciente de lo que me estaba enfrentando y como debía hacerlo, aunque
todavía me faltaba mucho por mejorar. No obstante, aunque había modificado mi
forma de trabajar, seguía firme en “mis propósitos”.
El ambiente de trabajo era difícil, el
espacio reducido, los participantes se encontraban adaptando a la situación, el
tiempo constantemente se perdía por interrupciones periódicas, ideas erróneas
seguían rondando en mi cabeza como viejos, pero temibles lobos, que poco a poco
me desgarraban el alma.
El día había salido mejor que el
anterior. No obstante, seguía siendo una participación sencilla, los niños
apenas comenzaban a responder a la forma de trabajo y yo apenas les iba
agarrando el hilo en su forma de ser, sus intereses, su comportamiento y su
ritmo de aprendizaje. Tomaría tiempo y dedicación lograr una día de trabajo
realmente productivo, sin embargo, contaba con el apoyo de los niños, su
nobleza fue la que me salvo en muchas ocasiones; a cambio de mi atención ellos
me dieron su cariño, respeto y confianza.
Pese a que me veían como un maestro de
juego más que como un profesor tradicional, el cual les enseña español y matemáticas:
yo busque en todo momento de motivarlos a expresarse, de una u otra forma y a
pensar. No me preocupe por ocupar otra concepción de ellos a mi persona.
Necesitaba mantener un lazo de amistad y comprensión.
Durante los siguientes dos días de
práctica fui mejorando en la forma de llevar el grupo, descubrí que por medio
de canciones puedo llamar su atención, también que la utilización de materiales
didácticos les permite aprender mejor y más fácilmente. Por otro lado, las
actividades eran mejor desempeñadas, ya que pude motivarlos a partir de sus
intereses, lograron ser más prudentes y tolerantes. En mi caso, pude aprender a
conocer a los niños, y utilizar sus gustos y conocimientos previos como un
medio para facilitarles la construcción de su aprendizaje.
Por ultimo, pese a experimentar muchas
cosas negativas, también hubo aspectos positivos en gran cantidad. Mi forma de
pensar ha cambiado, ya no soy el mismo. Después de estos días sigo firme en mi
decisión, y el motivo que me impulso estudiar esta carrera entre todo un cúmulo
de posibilidades se ha fortalecido aun más: el poder ayudar a seres tan
pequeños, pero tan nobles, puros y poderosos, a ser verdaderos seres humanos.
-“La primera vez siempre es extasiante,
misteriosa, y no tienes mucha idea de lo que sucederá, solo puedes predecir e
imaginar. Y es precisamente eso, lo que me sucedió durante mi primera semana de
práctica. A pesar de que no funcionaron las cosas como las esperaba, la
experiencia fue gratificante y significativa en mi vida, he crecido como
individuo y como profesionista, y por lo mismo no la cambiaría por nada”.
Sé que aun me falta mucho por conocer,
por entender y aprender, incluso aun debo analizar esta primera experiencia más
afondo; pero sé también, que lo lograre, aunque me tome tiempo y esfuerzo, solo
debo intentarlo con todo el corazón.
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