PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS QUE RIGEN
LA ORGANIZACIÓN DE LA ESCUELA UNITARIA.
La
situación particular que se vive en la Escuela Unitaria o en las Escuelas
Pluridocentes, es que a ellas acuden niños de diferentes niveles de escolaridad
y distintas edades a quienes se debe atender de manera simultánea, por lo tanto
existe una diversidad de características e intereses mayor que en un grupo de
niños de un solo grado escolar. De tal manera que el maestro que labora en este
tipo de institución debe conocer y aplicar las técnicas y procedimientos
didácticos que le permitan optimizar su trabajo docente y lograr el verdadero
aprendizaje de sus alumnos.
En
virtud de lo anterior y ante los nuevos enfoques de la pedagogía contemporánea,
la Escuela Unitaria debe situarse en la corriente pedagógica de la llamada
“escuela nueva” ya que los principios que dan validez a este movimiento son
aplicables en mayor grado y con mayor pureza en este tipo de escuelas.
La
educación nueva tiene sus bases sobre todo en la psicología y principalmente en
la psicología infantil como lo menciona Ferreira en la medida en que se debe
tener un conocimiento más real y justo del niño en su individualidad mucho más
que en el hecho social que nace de la reunión de niños o en las relaciones con
los adultos dentro de una institución educativa.
En
este tipo de escuela, el papel que asume el maestro cambia notablemente,
tradicionalmente el maestro es instructor, preceptor y las menos veces
dictador; aquí ahora sus funciones se simplifican algunas veces a solamente
conductor, entrenador y algunas veces asume el papel de espectador. El alumno
es el que desempeña el papel más importante, es el formador de su propia
educación. Roger Cousinet define de este modo la autoeducación: “Conjunto de
los medios con cuya ayuda el niño, más o menos auxiliado por un educador,
dirige por sí mismo su propio desarrollo. Por principio en la escuela nueva no
se considera al niño como un vaso al que tenga que llenar de conocimientos,
fórmulas y preceptos, sino como una fuerza con la que se debe contar siempre.
Uno
de los problemas a los que se enfrenta a diario el maestro que atiende de forma
simultánea a más de un grado es que algunos niños terminan demasiado rápido sus
tareas y otros demasiado lento, el maestro se ve constantemente abrumado por
el “ya acabé, y ahora que hago”, ante esto
resulta materialmente imposible que el maestro tenga a todos los niños ocupados
con tareas impuestas por él, de esta suerte que si son los propios niños los
que determinan su trabajo a realizar y ocupan el tiempo requerido para las
mismas, encontrarán de manera atractiva y ricamente valioso el hecho de ser
ellos mismos los que conducen su trabajo escolar.
LA
LIBERTAD Y EL TRABAJO INDIVIDUAL.
El
ideal de la educación moderna es proporcionar al niño la educación a su medida,
según sus aptitudes y sus propios intereses. Dos ideas fundamentales que rigen
la organización y el trabajo en la Escuela Unitaria; LA LIBERTAD RESPONSABLE Y
EL TRABAJO A LA MEDIDA DEL ALUMNO.
El
problema de la libertad en la escuela no es el de la anarquía o el oponerse a
todo lo impuesto por la autoridad y el orden, es realmente la formación del
niño dentro de la democracia, comprender y emplear la libertad sanamente como
un medio para integrar su propia personalidad.
Claparede
y Ferreira han indicado claramente de que se trata: “no dejar al niño en
libertad de hacer lo que le plazca, sino de hacerle trabajar en condiciones
tales que pueda liberarse de todas sus trabas, desarrollarse, progresar a su
ritmo”. Trabajo lo suficientemente libre para que pueda manifestarse con sus
características individuales de la observación, de la que el educador extraerá
preciosas enseñanzas en cuanto a la conducta que deberá observar respecto de
cada uno de sus discípulos.
Dewey
resume la libertad de la siguiente manera: “la libertad que se otorga al niño
no sólo tiene como efecto permitirle que ejercite cualidades que le resultarán
útiles ulteriormente y desarrollar en él hábitos de independencia y de trabajo,
sino que es indispensable si verdaderamente se requiere practicar la enseñanza
por la acción”.
En
el fondo la profunda razón de la desconfianza que inspira la libertad en la
escuela proviene de un equívoco. Se confunde la libertad física con la libertad
moral e intelectual. Porque los alumnos se trasladan libremente, porque se
sientan en el suelo, porque sus sillas no están alineadas, porque mueven sus
manos y su lengua, el visitante deduce que sus espíritus se hallan igualmente
disipado, que retozan, y que sus pensamientos y conducta están tan poco
disciplinados como su cuerpo. La enseñanza ha estado durante tan largo tiempo asociada
a una actitud pasiva o dócil de espíritu, que el hecho de ver este funcionar de
espíritu, que el hecho de ver este funcionar silenciosamente se ha sacado la
consecuencia de que la agitación, toda charla de los alumnos era nociva para la
educación.
Dar
al niño la posibilidad de moverse y estirarse cuando de ellos se sienta la
necesidad; concederle durante todo el día la oportunidad de ejercitar su
cuerpo, y no le verás con los nervios tensos, hasta el punto de mostrarse
irritable, agitado y bullicioso en cuanto se le deja a su arbitrio; ejercitando
en la acción personal, el niño es capaz de mantenerse en su trabajo, de pensar
que no está solo, aún cuando no es vigilado.
Estos
conceptos que en teoría resultan atractivos, son de utilidad para el maestro
que labora en la Escuela Unitaria, su aplicación pura resulta un tanto ideal,
pero es innegable que como recurso didáctico la libertad responsable es la
clave del éxito de la Escuela Unitaria.
Otro
de los conceptos en los que se apoya el trabajo técnico, en la atención
simultánea de varios grados de educación primaria es el trabajo
individualizado, aclararemos los términos de trabajo individual o personal y el
trabajo individualizado.
El trabajo
individual es aquel que se practica en todas las clases, cuando después de una
lección colectiva, cada niño ejecuta los ejercicios correspondientes a la
práctica o aplicación de lo tratado; generalmente este trabajo es obligatorio,
es impuesto para todos la misma tarea, cualquiera que sea el nivel de inteligencia,
el grado de comprensión, el desarrollo de las actitudes y el ritmo de trabajo.
No existe posibilidad de elección sobre alguna tarea, al menos que sean
actividades de composición o dibujo, aunque en algunas ocasiones se llega a
imponer el tema o asunto a desarrollar por medio de estas actividades, las
cuales llegar a ser tan poco atractivas para los niños que pierden todo su
valor didáctico y expresión infantil.
El trabajo
individualizado, tal como lo desarrolla y entiende Robert Dottrens: “se trata
de un trabajo adaptado a cada individuo, preparado para él, porque se juzga
necesario hacérselo ejecutar dentro de ciertas condiciones precisas”.
El trabajo
individualizado no consiste en hacer ejecutar individualmente el mismo trabajo
a todos, sino en escoger para cada uno el trabajo particular que le conviene.
No es un objetivo en sí mismo, sino un medio utilizable, conjuntamente con
otros, para asegurar al niño un desarrollo normal y una mejor formación de su
espíritu.
Sólo la
enseñanza individualizada puede tener en cuenta las diferencias de inteligencia
entre los niños de una misma clase, las diferencias de aptitudes en un mismo
individuo, su ritmo de trabajo y las variaciones de éste, sus reacciones
efectivas, su fatigabilidad, y todos los factores personales que intervienen en
su actividad y en su comportamiento escolar”.
La enseñanza
colectiva no puede satisfacer estas condiciones personales de los educandos y
menos aún adaptarse a las circunstancias particulares de la Escuela Unitaria.
Es por ello que el docente que labora en ellas debe dejar de lado la idea del
tratamiento colectivo de temas o asuntos escolares, necesariamente tendrá que
particularizar el trabajo de los niños, ya que aún en un grupo reducido de
alumnos se darán distintos niveles de aprovechamiento y características
particulares de trabajo.
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