Ética para Amador
Los humanos somos los únicos animales
racionales y como tales, tenemos sentimientos, necesidades, gustos e intereses,
que varían dependiendo de la persona que somos y de la situación que vivimos,
pero coincidimos sin importar la edad –jóvenes o viejos, niños o adultos- en
tener límites, límites en paciencia, en acciones y libertades.
El
libro de “Ética para Amador” describe las palabras/enseñanzas que todo padre
desea inculcarle/transmitirle a su hijo,
porque en base a mi experiencia y al autor mismo, los padres sienten el
deber de dejarle algo provechoso a sus hijos para su vida y más allá de la
supuesta obligación, lo hacen por el amor inmenso y suficiente que sienten por
ellos, y que los motiva a darles consejos, ejemplos que lo guíen a alcanzar la
felicidad, una felicidad que finalmente dependerá de ellos mismos, de la
voluntad propia de cada ser humano.
El
texto habla sobre tener confianza en uno mismo, saber escuchar, retomar las
experiencias de otros y las propias para ser mejor y no basarse simplemente en
los libros, ya que la vida no tiene recetas sino secretos por descubrir, que se
van aprendiendo conforme se vive y conforme se aprende de nosotros mismos y de
los demás.
Capítulo 1 “De qué va la ética”
Todo
lo que aprendemos lo hacemos por voluntad propia, bueno casi todo, si algo te
interesa o te motiva, la chispa prende los deseos de saber más y es así como
todos poseemos conocimientos sobre distintos aspectos de la vida, y sin
embargo, no tenemos la capacidad de poseer todos los saberes del mundo. Es por
ello, que cada uno elige lo que le interesa saber y puede vivir ignorando otros
conocimientos.
El autor manifiesta que “se pueden
vivir” sin saber algunas cosas, pero que otras son necesarias para vivir; como
por ejemplo, saber:
1- Distinguir entre lo bueno y lo malo
(Algunas cosas nos convienen y otras no);
2- Existen criterios opuestos respecto a qué debemos hacer (no hay recetas
ni manuales a seguir para tal o cuál situación, depende);
3- Todos tenemos opiniones propias y cometemos
errores;
4- No todos están de acuerdo con todos;
5- La vida es el resultado de lo que
quiera cada uno y a diferencia de todos animales, los seres humanos tienen la
capacidad de decidir, de actuar conforme a sí mismos, en eso radica su
libertad, que no es ilimitada. Nuestra
libertad tiene límites.
La vida es complicada, a veces lo malo es
bueno o viceversa, todo depende de la situación y de la actitud de la persona,
la cuál depende de la educación que ésta tenga y de sus estructura humana.
Considero
que la vida no solo está determinada por el medio, sino que cada uno la
determina con su voluntad propia. A veces existen cosas que el medio nos
impone, como las catástrofes y los accidentes, cosas que no siempre dependen de
nosotros. Pero pese a ello, lo que constituye principalmente nuestra vida es lo
que nosotros hemos decidido.
Todos
los hombre somos libres, libres de decidir, de actuar, de pensar, de
expresarnos, etc., poseemos una libertad pero no total sino con límites, ya que
no es posible hacer lo que uno quiere siempre, ya que existen muchas personas,
no somos los únicos; por tal razón debemos de aprender a ser libres y recordar
que nada es seguro, la complejidad humana radica en que nunca sabemos cómo
actuará tal persona, puesto que cada hombre es distinto y único.
Se dice que la vida de cada uno es
propia, depende de sí, no existen recetas de acción para la vida en general ni
mucho menos para cada situación, debido a que cada vivencia es única e
irrepetible. No tenemos un solo camino sino varios, y cada uno se forja el
suyo, no podemos hacer cualquier cosa que queramos y no estamos obligados a
hacer una sola cosa.
6- No somos libres de elegir lo que nos
pasa, somos libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo;
7- La libertad es elegir dentro de lo
posible, la omnipotencia es conseguir lo imposible.
En sí, los seres humanos somos
animales pensantes y libres, que podemos determinar “en parte nuestra forma de vida”, escoger
entre lo bueno y lo malo según nuestra visión y conveniencia, al hacerlo a
veces nos equivocamos, por ello es necesario abrir bien los ojos y pensar
detenidamente en lo que hacemos, en las causas y consecuencias, para
equivocarnos lo menos posible.
Capítulo II “Órdenes, costumbres y
caprichos”
La vida es compleja, porque tiene
muchos matices, situaciones que no tienen una respuesta específica de solución
o acción, a veces mentir es bueno, a veces decir la verdad es malo, no tenemos
claro lo que nos conviene, todo es un poco confuso y aún más si no hay pasos a
seguir, se va aprendiendo conforme se vive, aunque podemos aprender de los
demás.
En la vida a veces existen dilemas,
cuando debemos elegir entre 2 opciones aunque no deseemos hacerlo, es entonces
cuando reflexionamos la situación, y después, decidimos a favor de que aquello
que consideramos mejor sin demorarnos demasiado.
Afortunadamente no nos dedicamos a
pensar demasiado lo que hacemos, hay cosas tan rutinarias que no necesitamos
reflexionar mucho sobre ellas, porque como dice el autor “darle demasiadas vueltas
a lo que uno va a hacer nos paraliza”.
8- Todo comportamiento tiene un motivo
(razón para hacer algo)
Existen distintos tipos de motivación en
nuestra vida, en nuestras acciones:
-
Órdenes:
mandan a hacer tal o cual cosa
-
Costumbres:
hacer siempre lo mismo porque sí
-
Caprichos:
hacer algo por pura gana
-
Funcionales:
inducen gestos como instrumento para conseguir algo
Los 3 primeros tipos de motivos,
inclinan la conducta humana en una dirección u otra, explican la preferencia al
hacer de cada uno; su peso en cada ocasión varía y condiciona.
La fuerza de las órdenes, provienen
del miedo a los castigos, del afecto y la confianza también; por ello los hijos
obedecen a los padres. Las costumbres
provienen de la comodidad de seguir la rutina y del interés de no contrariar a
otros (presión), o de órdenes como las modas; ambos motivos coinciden en que
vienen de fuera y se imponen sin permiso. En cambio, los caprichos son propios,
brotan de adentro de uno mismo, nos hacen sentir libres. No siempre seguir las
ordenes o hacer lo de costumbre funciona, a veces debemos actuar al momento
dejando de lado lo que nos limita, hacer aquello que sea mejor.
Todos vamos en el mismo
barco…tenemos que vivir, decidir y aceptar las consecuencias de nuestro actuar.
En sí, todos tenemos razones que nos
hacen actuar de tal o “x” modo, a veces porque nos lo ordenaron así, otras
porque eso hacemos siempre y a veces por simple gusto, pero al final de todo
volvemos al hecho de que buscamos la felicidad, y para alcanzarla tenemos que
ejercer la libertad.
Me
gustó mucho el apartado final de éste capítulo, porque menciona que existen 4
principios de la moral:
-
filosófico:
hacer el bien por el bien mismo
-
religioso: por amor a Dios
-
humano:
por amor propio
-
político:
por amor a la sociedad (Lichtenberg)
Capítulo III “Haz lo que quieras”
La
libertad tiene límites, porque lo que hacemos no siempre es lo que queremos,
tenemos que hacer lo que nos mandan (padres, superiores y/o leyes), o lo que se
acostumbra. No obstante, las órdenes, costumbres
y caprichos son buenos en cualquier situación, a veces no bastan como razón
para actuar de tal modo y requerimos ir más allá, reflexionar sobre lo que es
mejor para todos.
Las situaciones complejas de la vida
nos invitan a reflexionar sobre lo que es más conveniente hacer aunque sea lo
contrario al deber, lo anterior es el ejemplo más claro de que Somos libres, no
esclavos del deber ser, de los adultos, del medio que nos rodea, de nuestros
caprichos, sino libres para decidir por nosotros mismos.
El
arte de la vida radica en aprender a elegir por nosotros mismos y pensar bien
lo que hacemos, sin olvidar que no estamos solos y que no existe un modelo de
hombre a seguir, que debemos hacer lo mejor posible en cuanto a nuestro actuar,
para acercarnos a lo que sería el hombre bueno.
Lo
bueno depende el punto de vista, de la situación, de la cultura (tiempo y
lugar), del motivo; el problema que tenemos los hombres al actuar es que no
tenemos un modelo a seguir, no sabemos para que servimos y por ello cada uno
debe encontrar la manera de alcanzar la felicidad en base a actos dignos y
acordes a la moral establecida.
En
la vida, debemos hacer lo que queramos sin olvidar que hay límites y cosas que
no se deben hacer, pero finalmente todo depende de uno, de lo que uno realmente
quiere.
Capítulo IV “Date la buena vida”
Para
aprender a vivir la vida, basta vivirla, vivirla por uno mismo, sin someterse a
lo externo.
“Haz
lo que quieras” no es hacer realidad los caprichos humanos sino algo más, es hacer
lo que uno desea, poner en una balanza y escoger las prioridades que forjarán
nuestro camino y harán realidad una vida plena, una vida que no depende de
otros sino de uno mismo; los hombres
queremos muchas cosas, pero en definitiva quieren darse buena vida, estar
contentos, con salud, con amigos, libres, etc.
Los
hombres entonces, buscamos una buena vida en relación con nosotros mismos y con
los demás, porque somos una realidad cultural que necesita de los otros, del
lenguaje para hacernos humanos mutuamente y alcanzar la buena vida, porque no
podríamos ser felices solos, la vida es vida porque todos estamos conviviendo.
Capítulo V “¡Despierta, baby!”
Hacer
lo que uno quiere no siempre ayuda a conseguir una buena vida, porque tener
dinero o poder no te da la felicidad ni la compañía de quienes deseas; lo que
uno quiere debe valer la pena, debe ser algo que trascienda lo simple o lo
básico, algo que busque la esencia de las personas y no de las cosas. Porque el
error de la vida es considerar a las cosas materiales como lo más importante o
a las propias personas como cosas.
La
vida es compleja, las cosas son buenas pero jamás sustituirán a las personas,
todos queremos la felicidad pero para alcanzarla debemos respetar y tratar bien
a los demás, evitar el materialismo porque al final de la vida eso no importa,
lo que vale la pena son las relaciones que tienes con las personas, lo externo
no importa, lo que uno siente por dentro es lo importante, el afecto, el
respeto, el amor de la gente es lo que hace de la vida hermosa. Las cosas no te
dan felicidad.
Si
quieres alcanzar la buena vida, piensa por ti mismo, busca tus sueños y deja en
paz lo que piensen los otros, tu vida es tuya y sólo tú debes vivirla, trata a
las cosas y a las personas como tal; disfruta de la humanidad vivida entre
personas. El punto de la vida es reflexionar, que quieres y luchar por ello,
priorizar y no vivir de cualquier modo,
sino vivir de manera única y diferente.
Capítulo VI “Aparece Pepito Grillo”
La
obligación de los hombres es no ser imbéciles, no en el sentido de tonto sino
de no querer nada y que te de igual, o de querer todo, o el de no saber ni molestarse en averiguar que quiere, o
aquel que sabe pero lo deja para después, o aquel que se confunde.
El
punto es aprender a vivir, en concordancia con la ética, tener conciencia,
saber que no todo da igual, que debemos saber que queremos y buscar evidenciar
la libertad que tenemos y ser responsables en nuestro actuar. Para vivir bien,
debemos ser egoístas, pensar en nosotros mismos y hacer lo que sea mejor para
uno, ignorar las apariencias y mostrar nuestro bello interior.
Todos
tenemos conciencia, pero cuando no actuamos responsablemente y obramos mal,
surgen remordimientos porque sabemos que
actuamos contra nosotros mismos, pero ante otros negamos tener la culpa y lo
atribuimos a cosas externas, en cambio, cuando hacemos algo bien nos atribuimos
los méritos y deseamos que los demás se enteren.
La
libertad exige responsabilidad, la responsabilidad es saber que cada acto te
construye como persona, te define.
Capítulo VII “Ponte en su lugar”
Para vivir bien, debemos tratar a
las personas como lo que son: personas, es decir, poniéndonos en su lugar,
porque la vida no es vida sino convivimos con otros. La ética se interesa por
cómo vivir bien la vida humana que transcurre entre humanos.
Todos
tenemos valoraciones y comportamientos diferentes debido a nuestro origen, por
ello la distinción entre lo malo y lo bueno es distinta aunque existan
criterios de justificación, por tal razón, debemos siempre de ponernos en el
lugar del otro porque nos convienen para
vivir humanamente, ya que lo más provechoso de ello es su complicidad y afecto.
Ponerse
en el lugar de otro significa comprenderle, tomar en cuenta sus derechos,
recordar que soy humano, tomarlo en serio y considerarlo como a uno mismo,
sentir simpatía por éste y ver las cosas como él las ve, con la finalidad de
alcanzar la buena vida.
Capítulo VIII “Tanto gusto”
La
vida está llena de placeres, sin embargo, no es bueno abusar de ellos, tanto
gusto puede acabar con uno mismo. Lo importante es sentir alegría, que es la
gratificación máxima de la vida, sentirse bien con uno mismo y buscar que los
otros sientan lo mismo aunque seamos distintos.
Para
vivir plenamente, debemos evitar el miedo al placer porque nada es malo sólo
por el hecho de que te dé gusto hacerlo; sin embargo, debes buscar los placeres
de hoy, todo aquello el presente que se pueda gozar, disfrutar todo lo que te
rodea y sobre todo tener control sobre dichos placeres. Cuando usas un placer
enriqueces tu vida y ésta te gusta más, pero existen algunos placeres que
causan daño, por ello éstos deben evitarse porque son castigos disfrazados de
placer. La ética consiste en apostar a favor de que la vida vale la pena y
hasta las penas vale la pena vivir, ya que mediante las penas podemos alcanzar
los placeres de la vida.
Gozar
es vida, si quieres vivir goza, no te amargues, comprende y ayuda a otros a
gozar.
Capítulo IX “Elecciones generales”
La ética sirve para mejorarse a uno
mismo, es el arte de elegir lo que más nos conviene, en cambio, la Política
busca lo mejor posible la convivencia social, aunque poseen diferencias: la
ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad mientras que la otra de
lo que muchos hacen; para la ética lo importante es querer bien y para la
política lo que cuentan son los resultados de las acciones. La ética no puede
esperar a la política.
9- Todo proyecto ético parte de la
libertad, sin la cual no hay vida que valga. Nuestro mayor bien es ser libres.
10- Principio básico de la vida buena:
tratar a las personas como lo que son, ponernos en su lugar y relativizar
nuestros intereses para armonizarlos con los suyos. (justicia, dignidad).
11- La experiencia de la vida nos revela
la realidad del sufrimiento.
Al
final del texto, el autor manifiesta a su hijo la realidad de las cosas, que
aprenderá de otros y por sí mismo, no sólo de lo que él le ha dicho.
Finalmente, la vida es única y vale la pena vivirla, a
cada decisión debe antecederla la reflexión, la responsabilidad es parte de la
libertad que solo los humanos poseemos y como tales, podemos cometer errores
pero no morir en el intento, podemos luchar por tener una vida feliz pero para
lograrlo debemos buscarla nosotros mismos, ya que no hay recetas ni manuales,
cada uno va construyendo su persona y su destino, en base a la libertad que
tenemos.
REFLEXIONES
El
libro habla sobre la vida de una manera muy amena, no es un recetario ni nada
por el estilo, simplemente son las experiencias que un padre trata de
transmitirle a su hijo, pero más que eso es algo que busca despertar en éste,
su iniciativa, el ejercicio de su libertad para que pueda vivir la vida que
desee, la cuál dependerá de sí mismo, de su esfuerzo, sueños y alegrías.
Todos
somos distintos, es cierto, pero como humanos compartimos la vida, por ello
aunque por distintos caminos todos buscamos lo mismo, estamos en el mismo
barco, buscamos la felicidad, no podemos ignorarnos, al contrario debemos
actuar como hermanos, somos una misma especie que más que luchar por
sobrevivir, busca vivir; vivir sin temor al placer, sin ataduras con la firme
convicción de sentir alegría y paz.
La
vida es ejercer la libertad a la que tenemos derecho, es actuar responsablemente,
vivir es no abusar de los placeres, vivir verdaderamente es sentir empatía con
tus semejantes y sobre todo amar lo que te rodea y a uno mismo. Cada uno por sí
mismo descubre los sabores de la vida…
NIMBE MORGADO RUIZ
11 de enero de 2007
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