Silvia Chacón Ramírez,
Universidad de Costa Rica, Costa Rica
Email:
schacon@cariari.ucr.ac.cr www.ucr.ac.cr
Aspectos
generales de la pregunta pedagógica
Los docentes de
educación preescolar suelen interpelar a los niños para averiguar cuánto saben
de un tema, para detectar si han prestado atención, o para favorecer el proceso
de construcción del conocimiento. Saber hacer preguntas constituye un
instrumento importante para el maestro.
El papel del docente
consiste en, ofrecer una ayuda para que el niño active y movilice los esquemas
de conocimiento que posee, para ello es necesario que el educador tome como
punto de partida los significados y contenidos que, con relación al tema,
tienen los infantes.
Así el docente
plantea la pregunta pedagógica que le permite al niño acercarse a la zona de
desarrollo próximo que Vigotsky, citado por Barquero p. 137, (1997), define
como, la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la
capacidad de resolver independientemente
un problema, y el nivel de desarrollo potencial desarrollado a través de la
resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero
más capaz.
Como lo manifiesta
Vigotsky (1997) la educación influye en los procesos del desarrollo, y
reestructura, de manera esencial, todas las funciones de la conducta. Desde
este punto de vista se fomentará la actitud de autocuestionamiento y reflexión
acerca de diferentes aspectos de la vida cotidiana.
Cuando la pregunta
planteada genera dificultad para el niño y éste no la puede contestar, el
docente debe replantearla simplificándola de tal modo que llegue a ser respondida.
Así, a partir de ésta se replantea el proceso que permitirá al infante alcanzar
el grado de desarrollo próximo, o bien, lo acerca a un conocimiento que no
había sido logrado.
Esta habilidad de
plantear la pregunta pedagógica es ignorada por muchos maestros.
Un inadecuado enfoque
podría generar, en los niños, una respuesta simple que no estimule su proceso
de reflexión. Por ello los docentes deben conocer algunas técnicas que lo induzcan
a favorecer el desarrollo de la pregunta pedagógica en su clase.
El dominio de la
técnica se favorece con una adecuada actitud y ejercitación que, por ende,
ayudará a conseguir el estímulo de la actividad mental de los niños, uno de los
objetivos de la educación inicial.
Dentro de esta
concepción, el docente de educación preescolar debe estar consciente de que la
utilización de la pregunta pedagógica es un instrumento valioso para favorecer el
desarrollo de las estructuras mentales de los niños, así como estimular
procesos de reflexión, autonomía y autocuestionamiento.
Con base en lo
expuesto, es importante que el educador lleve a la práctica algunas ideas que
le ayuden a plantear preguntas que favorezcan la construcción del conocimiento,
por parte del niño.
Primero, es
fundamental que el maestro tenga en cuenta la causa y la finalidad de la pregunta,
ya que, de esto depende la formulación que puede conducir a la creación de pensamientos
convergentes o divergentes.
También es valioso
tener presente la metodología que se utiliza, de tal modo que ésta estimule la
capacidad de pensar, y se promuevan en el aula situaciones óptimas para que el niño
tome decisiones, resuelva conflictos y enfrente la vida lo mejor posible.
Utilizar,
adecuadamente, una pregunta le ayuda al niño a simbolizar toda una estructura
mental, que luego expresará por medio del lenguaje. (Thuel, 1995)
Huck y otros (1976)
plantean diferentes niveles y tipos de preguntas:
Las netamente de memoria, en las que se le puede cuestionar al niño acerca del recuerdo
de una poesía, describir una escena de un cuento escuchado, decir el nombre de
algún personaje o lugar. Las interrogantes posibles por utilizar pueden ser,
¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, y ¿quién?
Cuando la pregunta es
de comprensión, ésta es semejante a
la de memoria pero la diferencia radica en que se espera que el niño represente
la idea de una forma distinta de la dada originalmente. Por ejemplo, hacer un
dibujo o dramatización para expresar la respuesta.
Con respecto de las
preguntas de interpretación, se le solicita al
niño ir más allá de la información dada para que la organice, compare o
contraste en situaciones similares, éste relaciona la información suministrada
con otra de referencia. Se pueden utilizar
cuestionantes como,
¿porqué? o ¿cuándo?.
Las preguntas de aplicación son aquellas en las cuales el niño hace una aplicación directa
del conocimiento, destrezas o criterios aprendidos previamente a una situación nueva.
También podría abarcar la identificación y solución de un problema. La pregunta
en este nivel, se puede plantear de la forma siguiente ¿cómo puede usted...?
Con respecto de la
pregunta de análisis, se debe aplicar el razonamiento
inductivo o deductivo. Por esto, el niño de edad preescolar puede tener
dificultad en este nivel, por tanto, deben plantearse preguntas como ¿cuántos?
¿Porqué? o pedirle que compare.
Con respecto del
nivel de síntesis, el niño debe decir, con sus propias
palabras, una información dada. Claro está, en forma concreta.
Por último con
respecto de la evaluación se espera que el niño
emita un juicio de valor acerca de una situación previamente presentada.
Consideraciones
generales para plantear preguntas en la clase.
Cuando se hacen
preguntas en el aula es pertinente tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
- Utilizar
una adecuada entonación, voz clara y suficientemente alta, de manera que
todos puedan escuchar.
- No
nombrar a los niños en un orden específico, como por ejemplo el orden de
ubicación.
- Dirigirse
al grupo en general.
- Considerar
el grado de desarrollo de las estructuras mentales de los niños, más que
su edad cronológica.
- Fomentar
un ambiente de respeto mutuo frente a las ideas de los demás, para ello es
importante no interrumpir al niño que esté participando.
- Si
la respuesta es un sí o un no, someterla a un porqué o a un cómo.
- Plantear
adecuadamente la pregunta, hacerla suficientemente específica, de manera que
el niño tenga la posibilidad de responder.
- Tener
presente que las preguntas que se formulen conduzcan al desarrollo de los objetivos
que el docente se propone. Por ejemplo:
- Para
predecir: ¿qué creen ustedes que ocurriría si...?
- Par
diseñar: ¿cómo procederían ustedes para comprobar su idea?
- Para
sondear vocabulario: ¿alguien sabe qué palabra se utiliza para describir
este objeto, fenómeno, planta, animal u otros?
- Dar
tiempo de reacción al niño. Para Carballo (1983) no existen tiempos de
reacción fijos para cada persona ni para cada edad cronológica, el dar
este tiempo significa respetar la naturaleza de las vivencias, promover su
libertad, espontaneidad y confianza en sí mismo.
- Tener
cuidado de no introducir la pregunta con el nombre del niño. No obstante,
esta forma de preguntar tiene su justificación en algunas ocasiones, pero
ésta exige directamente la concentración de la atención del infante
determinado, dejando al margen el análisis de otros estudiantes quienes
saben que muy probablemente no serán llamados a responder.
- Promover
la participación de todos los niños y estimular a los más tímidos.
- Plantear
la pregunta de tal modo que no involucre la respuesta.
Polanco (1973)
propone algunas características que enriquecen estas consideraciones, entre
ellas se puede citar las siguientes:
- Elaborar
la pregunta con un lenguaje claro y conciso adecuado con la edad de los niños.
- Estimular
el pensamiento creador, sin enfatizar en la memorización.
- Las
preguntas deben tener continuidad, es decir seguir el orden lógico para
que el niño logre comprender el asunto por tratar.
- Las
preguntas deben ser cortas y retadoras.
- No
deben plantearse en forma negativa.
- No
elaborar preguntas que puedan responderse con monosílabos, ya que, a
menudo no conducen a la reflexión.
- No
iniciar con muletilla como: bueno, bien.
- Centrar
las preguntas en una idea. No hacer dos preguntas al mismo tiempo.
La construcción del
conocimiento, por parte del niño, se estimula mediante preguntas que impliquen
un esfuerzo de comprensión y de actuación que lleven a modificar sus estructuras
mentales.
En este proceso, el
docente debe saber descubrir el momento apropiado para cuestionar a sus alumnos
y el momento para observar sus interacciones con el medio, lo que le permitirá
conocer el nivel de desarrollo de sus estudiantes.
Asimismo, se
recomienda propiciar actividades en las cuales, a priori, se promueva el pensamiento
divergente por medio de la pregunta pedagógica. La estructura de esta técnica se
puede modificar según sean las características del grupo, con: poesías, cuentos
o adivinanzas. También es importante tener en cuenta las consideraciones que
procuran la eficiencia del proceso.
Reflexión
final
Como reflexión final
es importante que el maestro aproveche el momento adecuado para favorecer la
imaginación y creatividad del niño, así como propiciar situaciones que contribuyan
con la construcción del conocimiento, sin olvidar que cada niño tiene su propio
ritmo, y que éste varía dependiendo de las experiencias y estímulos que haya
tenido.
Además es necesario:
Tener presente que el
error es una fuente de aprendizaje, la cual hay que aprovechar y no recriminar
como algo dañino.
El docente debe ser
consciente de que el alumno tiene dentro de él un potencial que a través de
preguntas pedagógicas puede ser aprovechado y valerse del mismo para la construcción
del conocimiento.
Ante una pregunta,
suelen surgir variadas respuestas y probablemente todas pueden ser válidas,
esto le ayuda al niño a entender que en diversas ocasiones no existe una única alternativa
ante una situación dada.
Aprender a plantear
preguntas pedagógicas a los alumnos no siempre resulta fácil, probablemente
porque no se está acostumbrado, pero con entusiasmo y perseverancia, poco a
poco, se puede lograr.
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