Capitulo 1. Introducción: cambiar la enseñanza, cambiar la
profesión.
Por Janet
Viveros Contreras.
La enseñanza es una actividad que
tiene lugar en un contexto institucional, jerarquizado y con diferentes niveles
de decisión: el aula, el centro y el conjunto del sistema educativo. Claro
esta, que nos referimos a la enseñanza formal.
Los profesores suelen
interiorizar unas determinadas conductas profesionales: mantener el orden en la
clase, explicar verbalmente contenidos, calificar a los alumnos y utilizar el
libro de texto como recurso didáctico fundamental.
De ahí surge la creencia de que
las anteriores actividades son la manera natural de enseñar. Por lo mismo,
provoca la ilusión de que enseñar es una práctica desvinculada de cualquier
teoría, y de que las teorías educativas no son relevantes para la práctica de
la enseñanza.
1.1. La manera tradicional de
enseñar.
Basar la dinámica de la clase en
la transmisión verbal de contenidos sin conexión directa con la realidad y
organizados de manera acumulativa y disciplinar, presupone una serie de
concepciones como las siguientes:
a)
El conocimiento científico es un conocimiento acabado,
establecido, absoluto y verdadero.
b)
Aprender se logra a través de un proceso de
atención-captación-retención y fijación.
c)
Aprender es un hecho individual y homogéneo.
d)
Es una visión bastante aproximada.
La secuencia metodológica es la
siguiente:
- Momento 1: Explicación del profesor.
- Momento 2: Realización de actividades precisas para fijar los contenidos.
- Momento 3: Realización de actividades de control sobre lo aprendido.
1.2. La alternativa
tecnológica al modelo tradicional.
Critica la falta de rigor del
método tradicionalista. Y pretende racionalizar los procesos de enseñanza,
proponiendo la descripción de los aprendizajes esperados en actividades y
recursos. El papel del alumno, en este enfoque, consiste en desarrollar un
conjunto de respuestas de aprendizaje, siguiendo las pautas y secuencias de
actividades determinadas de antemano por el profesor.
De lo anterior surgen las siguientes
afirmaciones:
a)
La enseñanza es causa directa y única del aprendizaje.
b)
La capacidad de los alumnos para desarrollar las
conductas establecidas de antemano es un indicador fiable del aprendizaje
conseguido.
c)
Todo lo que es bien enseñado debe ser bien aprendido.
d)
Las técnicas de enseñanza son susceptibles de ser
aplicadas por diferentes personas.
Su secuencia metodológica se
divide en tres momentos.
- Momento 1: Programación exhaustiva de objetivos generales, específicos y operativos.
- Momento 2: Aplicación de las secuencias de actividades programadas.
·
Momento 3: Evaluación de los alumnos en relación
a los objetivos operativos.
Nota: Este enfoque
ama la teoría, y desprecia la práctica.
1.3. La alternativa
espontaneísta al modelo tradicional.
Basan su actividad en el
principio de respetar la autonomía y la libertad de los alumnos en su proceso
de aprendizaje, y que favorecen la adquisición de hábitos, destrezas,
procedimientos y valores alternativos.
Se postula que los alumnos
aprenden espontánea y naturalmente en contacto con la realidad. El profesor es
un líder afectivo y social. Las experiencias parten con frecuencia de cero, y
la mayor parte de ellas son desconocidas y carecen de un cierto nivel de
teorización.
Dentro de este enfoque se
sostienen las siguientes aseveraciones:
a)
El conocimiento está en la realidad, y que el alumno,
en contacto con ella, puede acceder espontáneamente a él.
b)
Es más importante el aprendizaje de procedimientos,
destrezas y valores que el de conceptos.
c)
No es posible planificar y dirigir la enseñanza si
queremos atender los intereses de los alumnos.
d)
No es posible proponer estrategias o enfoques que
sobrepasen sus límites contextuales.
Su metodología se compone, al
igual que los anteriores, de tres momentos.
·
Momento 1: Detección de los intereses y elección
de propuestas de trabajo.
·
Momento 2: Realización de dichas propuestas.
Elaboración de trabajos individuales y de grupos. Comunicación de los
resultados de los trabajos.
·
Momento 3: Analizar y resolver los problemas de
la clase.
La programación suele
improvisarse en relación con las propuestas de trabajo que se establecen en el
aula; y la evaluación se entiende como un proceso colectivo de análisis y toma
de decisiones, renunciando el profesor a cualquier seguimiento sistemático del
aprendizaje de los alumnos y de la dinámica del aula.
Nota: este enfoque
sobre valora la práctica, e ignora la teoría.
1.4. La investigación escolar:
un intento de síntesis.
Estos enfoques son respuestas
parciales al problema. El tecnológico, al de su escasa rigurosidad, reduciendo
el papel del profesor al de un técnico-ejecutor de planes y currículos
diseñados por agentes externos a la escuela. El espontaneísta, al de su
autoritarismo y directivismo, asumiendo un planteamiento de la enseñanza y el aprendizaje
antidogmático.
Un enfoque realmente superador de
la enseñanza tradicional debe de abordar el viejo problema de la relación
teoría-práctica. En donde toda práctica obedece a una teoría y la relación
entre ambas no se plantea en términos jerárquicos, sino dialécticos.
El modelo que se propone se
fundamenta en las siguientes bases teóricas.
a)
Una concepción sistemática y compleja de la realidad y
de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
b)
Una visión constructivista e investigadora del
desarrollo y del aprendizaje humano.
c)
Una perspectiva crítica y social de la enseñanza.
Además, este modelo se concreta
en una serie de principios teóricos:
·
La investigación de los alumnos.
·
La investigación de los profesores.
·
El carácter procesual.
1.5. El profesor como
investigador en el aula.
El profesor es el mediador
fundamental entre la teoría y la práctica educativa. Sin embargo, el papel que
“de hecho” desarrolla el profesor en la clase, es la de un sujeto pasivo que
aplica mecánicamente el currículo establecido.
La imagen que proponemos, se
sitúa en la perspectiva de un sujeto que, teniendo en cuenta las
características y necesidades del contexto donde tiene lugar su actividad, y
las orientaciones, prescripciones y aportaciones teóricas que considera
significativas, planifica, diseña y evalúa su intervención. En pocas palabras,
hablamos de un investigador en el aula.
1.6. El diario del profesor
como guía para la investigación.
El profesor concibe la realidad
escolar desde su particular modelo didáctico, constituido por un conjunto de
creencias de diferente naturaleza. Dicho modelo es el trasfondo que guía, y a
la vez condiciona, toda su práctica educativa.
Estas creencias se manifiestan en
la planificación. El programa es un intento de representar la realidad que se
pretende. Pero el programa no es la realidad. De ahí la necesidad de una
metodología y de unos instrumentos que permitan establecer vínculos
significativos entre la teoría (el modelo), el programa y la práctica. La
investigación y el tratamiento por los profesores de sus problemas prácticos ayudan.
Un recurso metodológico nucleador
de todo este proceso es el Diario. Este es una guía para la reflexión sobre la
práctica, favoreciendo la toma de conciencia del profesor sobre su proceso de
evolución y sobre sus modelos de referencia. Favorece la toma de decisiones más
fundamentada. Por ultimo, propicia también el desarrollo de los niveles
descriptivos, analítico-explicativos y valorativos del proceso de investigación
y reflexión del profesor.
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