La Perspectiva de
Género.
Alejandro Valdés Hernández.
POR
QUÉ ES IMPORTANTE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO.
Marta Lamas, plantea la realidad sobre un tema muy oído
pero poco atendido: la desigualdad de género entre hombres y mujeres. De una
forma interesante, expone una serie de argumentos acerca del origen de esta
manera de pensar, así como de las prácticas discriminatorias que ocurren.
Desglosa todas las premisas, las ordena y analiza, para poder brindarnos una
excelente explicación de la perspectiva de genero, de los roles, de su
entendimiento tradicional, de su proceso histórico social, los contra de
seguirlo entendiendo como nuestros ancestros, y los pro de cambiar nuestra
perspectiva, realiza propuestas y
soluciones para tener una concepción más flexible, igualitaria, respetuosa y
digna acerca de la identidad de genero de cada uno.
Aun hoy en día, en pleno siglo XXI, tenemos conocimiento
de que se siguen dando actos discriminatorios a diversos grupos a pesar de que
por ley esta declarado que todos somos iguales y poseemos los mismos derechos.
Uno de los grupos mas atacados ha sido “el de la mujer”, ataques basados solo
en ideas y prejuicios sociales, que están entretejidas en el género. Los roles
siguen limitando la igualdad.
En primera
instancia, encontramos que la cultura introduce el sexismo, o sea la
discriminación en función del sexo, (anatomía de ambos con sus funciones
reproductivas evidentemente distintas) mediante el genero.
Cada cultura
establece prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que atribuyen
características específicas a cada uno de sus miembros, de manera individual y
por pertenecer a un grupo. Esta construcción simbólica, reglamenta y condiciona
la conducta de las personas, la sociedad fabrica las ideas o roles de lo que
debe ser el hombre y la mujer.
Las mujeres
sufren la discriminación pero muchas veces no se dan cuenta de ésta e incluso
son coparticipes de la perpetuación de estas prácticas, ya que por su
marginación, la valorización inferior de los trabajos femeninos, y la falta de
preparación que tienen, les impide reconocer su estatus de victimas. Y lo que
sucede es que se requiere una perspectiva de análisis que explique la
existencia de la injusticia, su persistencia y la “complicidad” de las mujeres.
GENERO EN ESPAÑOL DIFERENCIAS DE IDIOMA, ANALOGÍAS
Y CONFUSIONES CONCEPTUALES.
La discriminación en nuestro país abarca
diversos ámbitos, llega incluso a reflejarse en el lenguaje. Dentro de nuestro
idioma hay cierta ambigüedad cuando tratamos de referirnos a genero, ya que éste
es un concepto con una gran variedad de significados, por lo mismo solemos
usarlo de manera errónea y en algunos casos adjudicárseles solo a las mujeres.
Sin embargo, el género
afecta tanto a hombres como a mujeres, una regla útil es tratar de hablar de los hombres y las mujeres como
sexos y dejar el término género para referirse a las ideas, prescripciones y valoraciones sociales sobre lo masculino y
lo femenino. Ambos términos son distintos, el sexo se refiere a lo biológico y el
genero a lo construido socialmente, a lo simbólico.
Un ejemplo:
Al decir: “la menstruación es una cuestión de género” nos debemos hacer una pregunta, ¿fue
construido socialmente o biológicamente? A lo que contestamos que es
biológicamente.
Caso contrario:
Con menstruación
no pueden bañarse. En esta situación, es de género ya que fue construido
socialmente.
COMO SURGE LA CATEGORÍA GENERO.
La primera
disciplina que utilizó la categoría género para hacer diferenciación con el
sexo fue la psicología, en su vertiente medica. John Money la utilizo en 1955 y
posteriormente Robert Stoller la desarrolló
Stoller decía
que lo que determina la identidad y el comportamiento masculino o femenino no
es el sexo biológico sino el haber vivido desde el nacimiento las experiencias
y costumbres atribuidas a los hombres o las mujeres. Concluyo que la asignación
y adquisición de una identidad es más importante que la carga genética,
hormonal y biológica.
Desde esta
perspectiva psicológica, genero es una categoría en la que se articulan tres
instancias básicas:
a) La asignación (rotulación, atribución) de género.
Se realiza en el momento en
que nace el bebé, a partir de la apariencia externa de sus genitales. Sin
embargo se pueden generar graves trastornos cuando hay una contradicción de la
apariencia y la carga cromosomita, y no es detectada.
b) La
identidad de género.
Entre los dos y tres años, el niño identifica el género al que
pertenece en todas sus manifestaciones: sentimientos o actitudes,
comportamientos, juegos, etc. Después de establecida su identidad de género, se
rechaza cualquier cosa que parezca propio del otro sexo. Además, es imposible
cambiarla una vez asumida, solo las propias personas, por su voluntad y deseo,
llegan a realizar cambios de genero.
c) El papel
de género.
Éste, el rol, se forma con el conjunto de normas y prescripciones
que dictan la sociedad y la cultura
sobre el comportamiento, en este caso el femenino y el masculino. Y aunque
todas las sociedades tienen sus características propias se puede sostener una
división básica que corresponde a la
división sexual del trabajo más primitiva.
Sin embargo, no hay comportamientos o características de
personalidad exclusivas de un sexo. Uno y otro comparten rasgos y conductas
humanas; y las diferencias que existen entre ambos sexos son de tipo físico y
biológico, insuficientes por si mismas para provocar un comportamiento
exclusivo.
Es mucho más fácil modificar los hechos de la naturaleza que los de
la cultura, a pesar de que la ideología asimila lo biológico a lo inmutable y
lo sociocultural a lo transformable.
Lo que sucede es que las ideas son a veces más fuertes que la
realidad. Es por eso que cuando alguien se sale de la esfera de lo natural se
le tacha de antinatural. Y es así como el tabú se construye a partir de la
diferente anatomía de hombres y mujeres, pero se trata de una valoración
simbólica, que nada tiene que ver con la capacidad real.
LA COMPRENSIÓN DEL
GÉNERO Y LA EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA.
Comprender que el orden simbólico, y no la naturaleza, ha ido
generando las percepciones sociales existentes, nos ayudara a entender como las
prescripciones encasillan a las personas y las ponen en contradicción con sus
deseos, talentos y potencialidades.
En otras palabras, el género es un filtro por el cual miramos el
mundo, y a la vez, una armadura, la cual nos constriñe y nos fija limites en
nuestras vidas. Pero, aceptar que tener cuerpo de mujer o de hombre no
significa tener determinadas habilidades, deseos, ciertas tareas o ciertos trabajos
profesionales, abre un panorama vital, afectivo, educativo y laboral mucho más
complejo y rico para todas las personas.
Sin embargo, lo anterior es amenazante a las creencias religiosas de
algunos grupos que creen en la naturalidad de la complementariedad de mujeres y
hombres. Que por el hecho de tener anatomías distintas con funciones
reproductivas complementarias, deben de tener papeles y lugares sociales
distintos y complementarios. Pero, la división del mundo en dos esferas es un
proceso que se ha ido construyendo históricamente, y donde pesan más los
aspectos culturales que los biológicos.
No existe una esencia de mujer o una de hombre; si existiera, todas
las mujeres, solo por el hecho de ser mujeres, compartirían una misma
estructura vital (esencia). Lo cual no se da al haber personas bisexuales o
andróginas, etc.
La idea de que la mayoría de las diferencias entre mujeres y hombres
son construidas socialmente y, por ende, son modificables, va en contra a lo
enseñado por generaciones, en donde se supone que la mujer tiene que actuar de
una forma y el hombre de otra. En otras palabras, tenemos una idea radical que
empieza a romper el esquema construido socialmente durante siglos y reforzado
por diversas instituciones como ha sido la iglesia o la familia.
Aunado a lo anterior, le sumamos nuestra poca tolerancia a la
ambigüedad, a lo nuevo, no comprendemos la equidad y en nuestro afán de
clasificar traducimos la diferencia en desigualdad. La meta es alcanzar la
igualdad con el reconocimiento de las diferencias dentro del esquema cultural
tradicional, haciendo que se modifique paulatinamente a los nuevos tiempos,
eliminando aquellas practicas sociales, que oprimen y discriminan: el sexismo y
la homofobia.
Comprender lo qué es el género y cómo opera nos lleva a construir
reglas de convivencia más equitativas, donde la diferencia sexual sea
reconocida y no sea utilizada para establecer desigualdad. Solo así podrán
establecerse opciones de vida flexibles, y podremos compartir equitativamente
responsabilidades políticas y domesticas.
Solo así podremos llegar a ser iguales, ciudadanos con derechos y
responsabilidades, con independencia y con participación… verdaderos seres
humanos y no simples animales.
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