CIENCIA, DEMOCRACIA Y EDUCACIÓN.
John
Dewey fue uno de los grandes pedagogos que hicieron grandes aportaciones al
ámbito educativo, transformándolo radicalmente. Para él la ciencia, la
democracia y la educación se interrelacionan dentro de un mismo ámbito, el
social, y de esta manera ambas se retroalimentan una de la otra logrando un
propósito en específico: la supervivencia y el logro de una vida buena y feliz.
Todo
gira alrededor del hombre, un ser social, creativo y libre que se desarrolla y
actúa dentro de una sociedad, la cual se caracteriza por poseer una democracia,
una educación y una ciencia, en donde la verdad es la observación de las
consecuencias del actuar, definido por los propósitos de la humanidad, siendo
este el principal objeto de conocimiento.
Por
democracia, se entiende como un modo de vida en donde se valora y respeta la
participación conjunta y comunicativa de sus elementos. Y cuyas acciones se ven
determinadas por los demás y a la inversa. En la democracia hay libertad e
igualdad, lo que permite que todos tengan las mismas oportunidades, pero lo más
importante es la capacidad de reconocer necesidades y aspiraciones comunes, que
motiva la disposición a resolverlas conjuntamente beneficiando a todos.
La
experiencia colectiva de una sociedad es una fuente para la resolución de
problemas comunes, de manera que la educación habría de estar en consonancia
con las necesidades e ideales sociales.
La
educación no se concibe en el hombre aislado al contrario reconoce que surge de
la convivencia, de la relación de dar y recibir experiencias que se comparten y
se multiplican, centrándose en la participación social, considerando inclusive
a las relaciones como parte del patrimonio cultural del grupo y de la ideología
imperante en él. Además, los procesos de la instrucción se centran en la
producción de hábitos de pensar basados en la reflexión de la experiencia
auténtica, proporcionando la oportunidad y las ocasiones para comprobar sus
ideas por su aplicación.
De
lo anterior, se concluye que la educación debe ser científica, basada en
procesos democráticos de actividad conjunta, guiada por la mejor forma de
resolución de problemas, haciendo uso del método científico experimental, y
entendiendo al aprendizaje como la experimentación y la búsqueda de lo
desconocido. Y de esta manera se observa una vez más la interrelación existente
entre ciencia, democracia y educación dentro de un mismo ámbito de acción: el
social.
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