función de las artes.
Elliot W. Eisner.
Por Alejandro Valdés Hernández.
Las artes son
importantes. Sólo el maestro excepcional se da cuenta del valor de las artes en
el desarrollo intelectual del niño. Y sólo un director excepcional es el que
provee lo necesario para que el programa de artes funcione.
El problema de
la enseñanza de las artes no está en la incomodidad que sienten los maestros,
sino en la estructura macra de la escuela. Las artes ocupan un orden
intelectual inferior en la jerarquía entre los sujetos dentro del currículo.
¿Por qué debe
ser parte integral del currículo?
Es a través del
sistema sensorial que el niño aprende a abstraer conceptos sensoriales del
mundo que lo rodea. El niño abstrae una multitud de conceptos antes de conocer
sus nombres. Este proceso está en la raíz del arte y forma la base del
conocimiento humano. Permite al niño mantener un equilibrio con el mundo
cambiante.
Para poder
mantener una conducta viable con el mundo, el niño debe tratar de llenar dos
necesidades orgánicas: debe reducir aquellas cualidades del ambiente que lo
estimulan mucho y debe buscar estimulo a la vez. Esa adquisición de estimulo se
asegura mediante un proceso de exploración, y en los niños esto se adquiere en
el juego.
La gente aprende
a ver estéticamente cuando se le da la oportunidad de aprender a mirarse
artísticamente. Las potencialidades de la mente humana no se desarrollan sólo
dentro de un ambiente fértil, sino en la interacción con ese ambiente. Los
procesos cognoscitivos interactúan. Tenemos que tener la capacidad de apreciar
y de observar. Apreciar el mundo es aprender a penetrar en su estructura para
captar el significado de las cosas.
Los sistemas de
símbolos que la escuela provee no se adquieren automáticamente. Un currículo
adecuado y una enseñanza sensitiva son necesarios para lograr su desarrollo
óptimo. Los que enseñan deben tener destrezas que nunca se exigirían al
artista. Un maestro debe criticar sin herir, guiar sin imponerse, estimular sin
ser manipulador, explicar sin ser pedante. Sus intereses no se limitan a lo que
las artes proveen, sino a lo que el niño quiere ser.
A veces el
programa de artes no tiene los rudimentos más necesarios. Los maestros están
mal preparados, no hay materiales y los administradores no ayudan. No hay
retos. Las artes en cualquier nivel se enseñan, tan mal o tan bien, como
cualquier disciplina. No garantiza que la escuela tenga un programa de artes
efectivo. Al sacar las artes de la escuela se sacan aquellas actividades que
estimular el poder de la imaginación, que es algo tan necesario en la
enseñanza. Eliminar las artes equivale a
empobrecer las oportunidades educativas.
La pregunta
¿Cómo encuentro yo el verdadero significado de la vida?, está en cada persona o
individuo en particular, y la contestación está en muchas fuentes. Mi
convicción radica en que la escuela debe proveer parte de esa contestación, y
en las artes tenemos las fuentes más ricas para lograr esa meta.
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