“El diario como instrumento para cambiar las
concepciones”.
(Capitulo 3 del libro “el
diario del profesor”.)
Nuestras concepciones se
caracterizan por su resistencia al cambio, y esto se debe a que nos ofrecen un
alto nivel explicativo y funcional. Sin embargo, si las sometemos a procesos
continuados de contraste, suelen aparecer contradicciones y evidencias que nos
pueden llevar a la modificación, ampliación o sustitución de las mismas por
otros puntos de vista que ofrezcan una mayor potencialidad explicativa acerca
de los problemas prácticos y dilemas que más nos puedan preocupar.
Estos procesos de contraste
requieren de planificación y sistematización si pretendemos iniciar una
dinámica sostenida de evolución de nuestras ideas. Esta dinámica ha de situarse
en la perspectiva de un proceso de investigación y experimentación de
alternativas curriculares diferentes, que requiere que se dé en el seno de un
equipo de profesionales y que esté orientado por un facilitador, asesor o
investigador.
3.1. El diario trabajado
en equipo: contrastando el punto de vista con los compañeros.
La propuesta de estructurar el
contenido de las sesiones en torno a la lectura y discusión de los diarios de
clase puede facilitar el descubrimiento de los obstáculos internos, favoreciendo
la implantación progresiva de una estrategia de reflexión conjunta sobre y para
la acción.
Solemos tener la sensación de que
los problemas que se nos plantean son exclusivos de nuestra clase. Cuando los
compartimos critica y rigurosamente, los problemas ya no son mis problemas: son
problemas profesionales compartidos y mas objetívales que en su primera
formulación.
El intercambio de puntos de vista
entre profesores debería abarcar aspectos como los siguientes:
- Concepciones acerca del papel del maestro.
- Concepciones acerca del contexto.
- Ideas y conocimientos del maestro que influyen en su labor.
- Obstáculos que bloquean sus procesos de evolución profesional.
- Los problemas, intereses y necesidades que manifiestan.
- Las conductas más significativas que tienen en la clase.
El intercambio, la contrastación
y el análisis de los aspectos mencionados facilita la ampliación de los puntos
de vista iniciales y favorece, por tanto, la evolución de las concepciones.
Estas nuevas ideas deben traducirse en el diseño de una nueva intervención, los
cambios en las ideas (el saber) han de tener un reflejo en los cambios en el programa (en el saber hacer).
3.2. El diario del
profesor y el pensamiento de los alumnos: contrastando con la otra parte.
Una buena parte de las
concepciones que poseemos se relacionan con nuestra visión acerca del papel de
los alumnos en la escuela. Es por esto, que en la selección de los objetos de
estudio debemos tener en cuenta las necesidades, problemáticas e intereses más
próximos de los alumnos.
Es importante en este tipo de
actividades observar atentamente, y registrar en el diario, aquellas conductas,
comentarios, preguntas, etc., que puedan desvelar intereses, curiosidades y
nuevas expectativas.
Un diagnostico más sistemático
del pensamiento espontáneo de los alumnos utilizando diversos recursos y
técnicas puede evidenciar los diferentes niveles de conceptualización que
presentan ante una misma temática, lo que contrasta con el hecho de enseñar
como si los alumnos tuviesen niveles homogéneos de conocimientos.
Trabajar con las ideas de los
alumnos facilita la adopción de nuevos enfoques de objetivos y contenidos (el
qué enseñar), adecuando y complejizando los criterios de selección y
organización de los mismos. Esta forma favorece el cómo enseñar y la
evaluación.
3.3. El diario del
profesor y el facilitador: contrastando con un tercero.
El asesor /facilitador debe de
ayudar a explicitar y diagnosticar los problemas prácticos y las creencias de
los profesores, y apoyar metodológicamente un proceso sistemático de reflexión
sobre la acción orientado a la investigación de dichos problemas, en la
perspectiva de favorecer un cambio de la teoría y la práctica profesional.
Sin embargo, el asesor no puede
estar presente en la clase. Llevar un diario de clase permite garantizar la
recogida de información, la obtención de datos sobre aspectos considerados
relevantes y la aportación de una visión histórica del desarrollo de los
acontecimientos, que con posterioridad se puede analizar conjuntamente (profesor-
equipo de profesores- asesor /facilitador) y contrastar con informaciones
procedentes de otras fuentes que ofrezcan una perspectiva diferente de los
mismos acontecimientos.
Por último, este proceso de contrastación se puede estructurar
metodológicamente en torno a tres grandes momentos:
a)
La descripción y el análisis de la dinámica general de
la clase que llevara a la detección de los problemas, así como de las creencias
y obstáculos asociados a los mismos.
b)
El diseño de nuevas acciones que aborden e intenten
superar los problemas detectados por medio de la contrastación.
c)
El desarrollo y la experimentación de los nuevos
diseños, así como su seguimiento investigativo.
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